JERUSALÉN.— Es difícil pensar que algo bueno pueda emerger de una tragedia como la que se vivió la madrugada de ayer en la aldea de Duma, en Cisjordania, cuyo cruento saldo fue por ahora un bebé palestino muerto y sus padres y hermano gravemente heridos.

Pero fue tal la firmeza y contundencia de las condenas de parte de toda la plana mayor de Israel al asesinato —que se estima fue obra de extremistas judíos de la ultraderecha—, que parecería ser este un punto de inflexión.

Siempre se han condenado los ataques de radicales que tomaron la ley en sus manos. Los ha habido no pocos, tanto contra blancos palestinos como contra el ejército. Y crímenes de odio protagonizados por extremistas que dejaron graffitis ofensivos en paredes de monasterios y mezquitas, o mucho más graves aún, como el reciente incendio de la Iglesia de Tabgha, en la Galilea israelí.

Pero en la práctica, en muchos casos no fueron hallados los culpables o, cuando sí se logró detenerlos, la respuesta no fue suficientemente dura. El no haber logrado aún que los políticos traduzcan en nuevas leyes sus críticas a los extremistas —por ejemplo declarando “organización terrorista” a los autores de ataques de venganza conocidos como “etiqueta de precio”— ha sido un obstáculo hacia una lucha efectiva contra el fenómeno.

Esta vez, aunque sea prematuro vaticinar que habrá un cambio, la sensación es que el horror de Israel fue tal, que podría comenzar una nueva etapa.

Desde el presidente israelí hasta el primer ministro, el ministro de Defensa, el titular de Seguridad Interna y también conocidos políticos de derecha, inclusive varios identificados por su apoyo a la población que habita los asentamientos, han condenado en fuertes términos el ataque. Ninguno dudó en usar el término “terrorismo”, recalcando que los responsables son “abominables asesinos”.

El mensaje lo transmitió el premier Benjamin Netanyahu directamente al presidente palestino Mahmud Abbas, al llamarlo para expresarle su horror por el atentado y exhortarle a “combatir el terrorismo juntos, venga de donde venga”.

El presidente de Israel, Reuven Rivlin, dijo que, “a mi pesar, parece que hasta ahora hemos sido flojos en nuestro tratamiento del fenómeno del terrorismo cometido por judíos”. Agregó que “quizás no hemos internalizado que nos enfrentamos a un grupo decidido y peligroso, ideológico, que aspira a destruir los frágiles puentes que tan denodadamente intentamos tender. Cuanto más comprendamos el peligro significativo que esto supone para Israel, más seremos conscientes para enfrentarlo y arrancarlo de raíz”.

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