Jessica Camille Aguirre y Ayse Ferliel-Barounos

Atenas

Después de no haber logrado cerrar un acuerdo para Grecia que le permitiera salvar la cara tras maratónicas reuniones en Bruselas, el primer ministro Alexis Tsipras regresó a Atenas, donde deberá enfrentar a un electorado desilusionado y a una clase política dividida.

Las reacciones al anuncio de Grecia con sus acreedores y los líderes de los otros 18 miembros de la eurozona no eran exactamente elogiosas. Los griegos se manifestaron desilusionados, después de que en el referéndum del 5 de julio rechazaran las políticas
de austeridad.

Algunos se mostraron en desacuerdo con elementos específicos del nuevo acuerdo, mientras que muchos cuestionaron que se haya dejado de lado la opinión de los griegos.

“Me entristece ser europea. Me habría gustado que me dejaran ser griega. Lucharé por eso”, dijo Katerina, una ejecutiva informática de 40 años, que prefirió no dar a conocer su apellido.

La sensación provocó que miles de personas utilizaran en las redes sociales el hashtag #ThisIsACoup (Esto es un golpe), que se refiere a la postura inflexible de los socios de Grecia en la eurozona, principalmente Alemania, que ofrecieron un acuerdo de “tómalo o déjalo” que podría derivar en una pérdida de soberanía fiscal para Atenas.

“Cinco años de simulación y de extender una posición insostenible. Ahora #ThisIsACoup en #Grecia para justificar más de lo mismo”, escribió el empresario Thomas Papanikolaou en Twitter poco después de que alcanzara un acuerdo en Bruselas.

Elia, una especialista en comunicación de 48 años que votó por el “no” en el referéndum, dijo que temía que las nuevas medidas profundicen la recesión griega y consideró que Tsipras fue arrinconado, sin que le dejaran otra opción que rendirse a las demandas de los acreedores.

El acuerdo también registra una importante resistencia dentro de la clase política griega. Algunos miembros de la coalición de Tsipras dijeron que las condiciones del acuerdo son “catastróficas”, lo que anticipa el acalorado debate que podría darse esta semana en el Parlamento cuando se vote el nuevo rescate y las reformas acordadas.

Los más radicales, alentados por la posibilidad cercana de que el país salga de la eurozona, convocaron a nuevas protestas para anoche, ante el claro desencanto con medidas que hicieron que la economía de Grecia se redujera casi un 25% en los últimos cinco años.

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