Washington.— Tras una turbulenta etapa en sus relaciones, Estados Unidos y Brasil apuraron ayer un proceso de reconciliación marcado por los apremios de la crisis política y económica que atenaza a Dilma Rousseff, frente a un Barack Obama en el mejor momento de su presidencia.

Ambos mandatarios visitaron ayer el monumento a Martin Luther King, en Washington. La mandataria brasileña, que por la mañana se reunió con empresarios en Nueva York, inició así su visita de trabajo a esta capital, con la que ambos gobiernos esperan pasar página y superar dos años de tensiones bilaterales, suscitadas tras el espionaje contra Brasil denunciado por el ex analista de la CIA Edward Snowden.

En septiembre de 2013 las revelaciones sobre las escuchas estadounidenses llevaron a Rousseff a cancelar una visita de Estado en la que el presidente Obama iba a recibirla con los máximos honores. Ayer, los dos mandatarios conversaron sobre el legado del reverendo Martin Luther King y su lucha a favor de “la igualdad y la justicia, y contra el racismo y la intolerancia”, informó la Casa Blanca. La visita al monumento no estaba prevista en la agenda oficial, que comenzó con una cena privada en la Casa Blanca.

Para hoy están previstas reuniones de trabajo entre representantes de ambos países para relanzar las relaciones comerciales, facilitar el flujo del turismo y el intercambio académico.

A diferencia de hace casi dos años, cuando Rousseff canceló su visita de Estado, en esta ocasión la presidenta de Brasil considera que el encuentro con Obama le permitirá recomponer sus índices de popularidad para enfrentar el sinnúmero de problemas que le acechan en casa.

“Rousseff llega a EU en medio de una crisis generada por un escándalo de corrupción y la amenaza de las agencias calificadoras para rebajar el grado de inversión en Brasil”, consideró Paulo Sotero, director del Instituto de Brasil en el Centro Woodrow Wilson. “A quien más beneficia esta visita es a Rousseff porque necesita recuperar la confianza de los inversionistas internacionales y el apoyo perdido en unas encuestas donde sus índices de aceptación apenas superan 10%”, añadió.

La necesidad de evitar un descalabro en la calificación de las agencias de inversión animaron a la presidenta a realizar una escala en Nueva York, donde ayer, antes de trasladarse a Washington, se reunió con inversionistas e intentó transmitir las seguridades de que las investigaciones de la justicia brasileña contra la empresa Petrobras, por un escándalo de corrupción que apunta a empresarios vinculados al Partido del Trabajo, no afectarán los planes a largo plazo, y que un recorte en los planes de inversión permitirán aligerar la pesada carga de la deuda.

Además, la presidenta destacó la cooperación bilateral y precisó que es su intención trabajar con Obama para “estrechar y aumentar las relaciones comerciales con este país”.

Rousseff se reunirá hoy de nueva cuetan con el presidente Obama. Fuentes de la Casa Blanca reconocieron el interés de EU por asegurar el respaldo de Brasil para la cumbre sobre cambio climático de París, en noviembre.

Pero, además, desde la administración Obama confían que ambos países puedan avanzar a partir de una amplia agenda que incluye comercio, defensa y seguridad, cooperación regional y mundial y educación, ciencia y tecnología. “Es también muy posible que Rousseff aproveche para felicitar a EU por el avance en las negociaciones para dejar atrás el contencioso frente a Cuba y que comunique las preocupaciones de Brasil por la situación en Venezuela”, indicó Sotero.

Ayer, el ministro de Defensa de Brasil, Jaques Wagner, celebró la “nueva fase” en defensa. Wagner se reunió en Washington con su par de EU, Ashton Carter, con quien acordó el desarrollo de un proyecto bilateral que incluye la asociación tecnológica.

Con información de agencias

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