La fecundidad se ha convertido en asunto de Estado en Cuba, un país envejecido y sin buenas garantías de reemplazo poblacional donde, tras diversos estudios y censos, el gobierno ya habla de estimular el nacimiento de dos o más hijos y costea un programa nacional para tratamientos de fertilidad.

De los círculos académicos y científicos, el fenómeno saltó con fuerza hace pocos años a la opinión pública y entró en la agenda del Consejo de Ministros, instancia que en octubre aprobó una política para lidiar con el complejo problema demográfico, empezando por estimular la fecundidad.

El Centro de Estudios de Población y Desarrollo de la isla avala que la encrucijada económica y social que enfrenta el país por el galopante envejecimiento tiene su principal origen en la fecundidad, por debajo del nivel de reemplazo poblacional (menos de un hijo por mujer) desde hace 36 años.

“Muchas de mis amigas no quieren un segundo hijo y otras se lo están pensando para el primero. Lo que más pesa creo que son los problemas económicos”, dijo Iselmys González, una habanera de 28 años y madre de una niña de dos. González asegura que su embarazo, como el de la mayoría de sus amigas, fue un “accidente”, y lo llevó adelante por razones médicas porque, en un escenario diferente, “sinceramente no lo hubiera tenido, hubiera esperado más años”.

Parejas consultadas por EFE en La Habana opinaron que los problemas de vivienda y los económicos, en un país que arrastra una profunda crisis desde los años 90 y donde los salarios son insuficientes, influyen directamente en la baja reproducción.

Pero el director del Centro de Estudios de Población y Desarrollo, Juan Carlos Alfonso, aseveró en mayo que la baja fecundidad no se puede circunscribir sólo a la crisis económica o la emigración, pues tiene múltiples causas y la matizan procesos sociales como la emancipación femenina en la Cuba socialista.

En términos médicos, la endocrinóloga Kenia Rodríguez indica que muchas cubanas están posponiendo la maternidad para después de los 35 años, lo que unido a la práctica del aborto (es legal y gratuito en Cuba) y algunas enfermedades de origen infeccioso y endocrino, está incidiendo en la “alta” población infértil de la isla.

“Según estadísticas, entre 16 y 18% de las parejas en edad reproductiva tienen infertilidad, pero a partir de estudios preliminares se infiere que hay hasta 20% en parejas analizadas”, explicó Rodríguez, quien dirige el principal centro de fecundación in vitro (FIV) de Cuba.

Entre 2006 y 2013 nacieron más de 200 niños gracias al trabajo de esa consulta FIV en el hospital Hermanos Amejeiras de La Habana, donde el año pasado se atendieron mil 152 parejas, de las que 28% iniciaron tratamiento en laboratorio.

El Estado, explica Rodríguez, “ha puesto muchos recursos” para la reproducción asistida. Es una “prioridad”, dice. A partir de lo anunciado por el Consejo de Ministros, otra prioridad del gobierno de Raúl Castro será la implementación de “políticas fiscales y de precios” que favorezcan la natalidad.

La profesora Luisa Iñíguez, experta en Geografía Humana de la Universidad de La Habana, considera que las políticas de población que se apliquen deberían ser “flexibles” o “focalizadas” para conseguir el efecto deseado en un país de creciente heterogeneidad.

Por otro lado, Iñíguez cree que las parejas vinculadas al emergente sector privado, un área que promete mayores ingresos que la estatal, podrían tener más incentivos e hijos, aunque no es un tema estudiado.

Maylín Saavedra, de 30 años y recién empleada en un negocio privado, dijo que en realidad ese sector es un “freno”, pues hay pocas “garantías” para el cumplimiento de la ley de maternidad cubana. “Se sobreentiende que te darán pocas de las facilidades que permite la ley y, como es lógico, la gente tiene temor a perder el trabajo”, apuntó

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