Atenas.— El gobierno izquierdista de Grecia expresó ayer su confianza en que el Parlamento apruebe un acuerdo de deuda con sus acreedores, a pesar de la furiosa reacción de algunos de sus propios legisladores, que lo acusaron de ceder a la presión para aceptar más austeridad.

Las concesiones ofrecidas por el primer ministro Alexis Tsipras, que incluyen subidas de impuestos y de los aportes jubilatorios, tuvieron una cauta bienvenida de los líderes de la zona euro pero generaron una furiosa reacción de algunos en el partido oficialista Syriza.

Un legislador dijo que el acuerdo equivale a una “lápida” para Grecia, tras las repetidas medidas de austeridad impuestas durante los cinco años de crisis. El vicepresidente del Parlamento y diputado de Syriza Alexis Mitropoulos consideró que las concesiones “no se ajustan a los principios de la izquierda” y podrían causar una “masacre social”.

Pero el ministro de Estado Nikos Pappas, uno de los aliados más cercanos de Tsipras, aseguró que confía en que el acuerdo sea aprobado y que “será respaldado por la mayoría del gobierno y del pueblo griego”.

Hoy, Tsipras, se reunirá en Bruselas con los representantes de los acreedores internacionales. Agencias

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