La decisión de la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, de no postularse en las próximas elecciones nacionales no significa, sin embargo, que tenga pensado dejar el poder político.

Pese a diferentes especulaciones, el nombre de la mandataria estuvo ausente en las listas de postulantes a cargos ejecutivos y legislativos que competirán en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del próximo 9 de agosto.

Durante meses, opositores y algunos medios de prensa especularon con la posibilidad de que la jefa de Estado intentara buscar un lugar en el Parlamento del Mercosur (Parlasur) después del 10 de diciembre. El objetivo de esa eventual candidatura: lograr fueros legislativos que impidieran, una vez afuera del gobierno, que la Justicia pudiera alcanzarla con investigaciones de presuntas irregularidades en su gestión.

Sin embargo, la lista de postulantes kirchneristas al Parlasur no incluyó su nombre, aunque sí los de varios colaboradores cercanos, entre ellos quien encabezará la nómina, el canciller Jorge Taiana.

Pero que Fernández de Kirchner deje la presidencia en poco menos de seis meses no significa que también renuncia a su influencia política en el país. La jefa de Estado designó personalmente a la gran mayoría de quienes competirán por una banca legislativa en las próximas primarias, con el relevante detalle de que uno de los candidatos a diputado nacional será su hijo mayor, Máximo, en representación de la provincia patagónica de Santa Cruz, tierra natal de su padre, el fallecido ex presidente Néstor Kirchner (2003-2007).

De lograrlo, Máximo Kirchner no llegará solo al Parlameno sino que, seguramente, lo hará acompañado por al menos una veintena de dirigentes que militan en la agrupación política que fundó en 2006 con el nombre de “La Cámpora”, en homenaje al ex mandatario argentino Héctor Cámpora, quien estuvo al frente del gobierno solo durante 49 días entre el 25 de mayo y el 13 de julio de 1973.

El ministro de Economía, Axel Kicillof, el secretario general de 2La Cámpora”, Andrés Cuervo Larroque, y el jefe de Gabinete, Eduardo Wado De Pedro, son algunos de los nombres más relevantes de los elegidos.

La influencia de la mandataria en las decisiones electorales ya quedó en evidencia el martes pasado, cuando acordó que el secretario Legal y Técnico de la presidencia, Carlos Zannini integre la fórmula presidencial como candidato a vicepresidente de Daniel Scioli, el actual gobernador de la provincia de Buenos Aires.

Kirchner no solo promovió la presencia de Zannini en la dupla presidencial sino que puso fin a las aspiraciones de su ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo.

“La apuesta de Cristina muestra una visión histórica en la que las ventajas inmediatas y el trapicheo electoral se insertan en una construcción de largo plazo”, escribió ayer el periodista Horacio Verbitsky en el diario Página/12, cercano al gobierno.

Joaquín Morales Solá, editorialista del diario La Nación, crítico de la gestión kirchnerista, apuntó que la presidenta “nunca será oficialista de oficialismos ajenos” y que su poder de cara al futuro “está acampando en el Parlamento” con la presencia en las listas de dirigentes de su confianza.

La próxima convocatoria a las urnas será la primera desde 1989 en la que Cristina no sea candidata: ha sido diputada, senadora y presidenta. “Quiero decirles que siempre estaré con ustedes en todos los momentos”, dijo Kirchner el sábado en un discurso frente a miles de militantes partidarios.

Tras ocho años de gestión, la jefa de Estado dejará el gobierno, aunque en otros ámbitos políticos del país mantendrá el poder.

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