La Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) renovaron ayer a casi la mitad de sus jueces y comisionados, en un proceso marcado por las negociaciones tras bambalinas, el voto secreto y el reclamo de la sociedad civil a favor de un proceso más transparente.

La elección de estos nuevos integrantes, que pasarán a formar parte de los dos pilares en la defensa de los derechos humanos, se produjo en el segundo y último día de la 45 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA).

De entre los elegidos como jueces de la Corte Interamericana, el caso del magistrado ecuatoriano y presidente de la Corte Constitucional, Patricio Pazmiño Freire, fue el que más controversia generó. Junto a este magistrado fueron elegidos Elizabeth Odio Benito, de Costa Rica; Eduardo Vio Grossi, de Chile y Eugenio Raúl Zaffaroni, de Argentina.

En el caso de la CIDH, los comisionados elegidos fueron el peruano Francisco Eguiguren Praeli, el colombiano Enrique Gil Botero, la jamaiquina Margaret May Macaulay y la panameña Esmeralda Arosamena. El relevo fue cuestionado por miembros de la sociedad civil que lamentaron que, a diferencia de 2013, los candidatos no se presentaron en un foro público para dar a conocer sus propuestas.

“Para nosotros es un retroceso brutal en el proceso de selección”, dijo Katya Salazar, de la Fundación para el Debido Proceso, al lamentar la opacidad en la elección de comisionados y jueces que modificarán drásticamente la composición tanto de la Corte como de la Comisión.

La renovación de comisionados y jueces coincidió con la promesa del secretario general de la OEA, Luis Almagro, de crear una Secretaría para los Derechos Humanos para reforzar la labor de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y la CIDH.

“Nuestra intención es poner más énfasis, con más recursos y una mejor estructura”, reconoció Almagro en la conferencia de prensa que puso fin a la 45 Asamblea.

Facilitadores. En este encuentro con los medios, Almagro confirmó los planes de la OEA para facilitar el diálogo en Venezuela y servir de garante en las elecciones parlamentarias que deberán celebrarse este mismo año en ese país.

“Queremos ser absolutamente garantistas al respecto (…) Nuestra participación debe ser como la de un músico en una orquesta sinfónica, no podemos entrar ni tarde, ni temprano, ni fuera de tono”, dijo Almagro sobre la complicada labor de mediación que mantiene desde que asumió las riendas de la organización hemisférica. “Este tono debe ser uno que no radicalice los conflictos, sino que apoye las soluciones”, añadió.

Almagro confirmó además sus planes para acometer una compleja renovación de la OEA, mediante acciones que pasarán por la poda de las “ramas secas” para alinear las capacidades y estructura de la organización a la denominada visión estratégica que pasa por el fortalecimiento de la defensa de los derechos humanos, la democracia, la seguridad y el desarrollo integral.

Además, reconoció que uno de los capítulos más difíciles será el de avanzar en la negociación del presupuesto de la organización.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses