Jorge Malena dedicó buena parte de su vida a estudiar, entender y hacer entender a ese gigante global que es China. Doctor en Ciencias Políticas por la Universidad Católica Argentina (UCA) y con una Maestría en Relaciones Internacionales de Asia por la Universidad de Londres, Malena es autor de varios libros, como China, la construcción de un “país grande” (2010).

En entrevista con EL UNIVERSAL, el experto considera que la presencia de China en América Latina dista mucho de lo que fue la hegemonía británica, primero, y la estadounidense después, y brinda una serie de propuestas para los países que necesitan estar preparados para esta situación.

¿Los países latinoamericanos deben prepararse para una presencia dominante en la región de China, como alguna vez lo fueron EU y Gran Bretaña?

—Según los fundamentos doctrinarios de la política exterior de China, no queda evidenciada la voluntad de dominación que demostraron Gran Bretaña y EU en los siglos XIX y XX. Tanto el Rule Britannia de Londres como el Manifest Destiny de Washington, no encuentran parangón con los “5 Principios de Coexistencia Pacífica” que pregona la República Popular China.

La transformación de China y su crecimiento exponencial como potencia era algo que ya se vislumbraba en los años 80. ¿Cree que los países de la región se fueron preparando para este escenario?

—Dados los rápidos y profundos cambios que tuvieron lugar en el escenario internacional en los últimos 25 años, entre los que se encuentra el surgimiento de China, los liderazgos latinoamericanos se fueron adaptando de modo dispar. Aquellos países sobre la cuenca del Pacífico, por su experiencia en APEC, se prepararon mejor ante el fenómeno de una China en expansión.

Hoy China es uno de los principales inversionistas en la región. Además de la demanda de materias primas y recursos no renovables, ¿usted vislumbra la posibilidad de que la región pueda beneficiarse con otro tipo de inversiones?

—Seguramente las inversiones en infraestructura, manufacturas e innovación científica y tecnológica seguirán creciendo, junto a aquellas de naturaleza extractiva. Recordemos que el presidente Xi propuso un Plan de Acción Quinquenal para América Latina, al que denominó “1+3+6”. La propuesta comprende: un plan de Cooperación Quinquenal de China con la Región 2015-2019; “Tres Motores”: comercio, inversiones y finanzas. En comercio, el objetivo es elevar en 10 años el intercambio bilateral a 500 mil millones de dólares y el stock de inversiones directas a 250 mil millones, (que en la actualidad es de 86 mil millones). También hay “seis áreas”: energía y recursos naturales; infraestructura; agricultura; manufacturas; innovación científica y tecnología y tecnología de la información.

¿Podemos comenzar a dejar de hablar de la región como “patio trasero” de EU?

—Independientemente de la creciente presencia china en América Latina, observo que en materia política el subcontinente cada vez reviste menos características de “patio trasero” de EU. Si bien en materia económica Estados Unidos aún mantiene un papel preeminente en comercio, finanzas e inversiones con América Latina, tanto China como la Unión Europea siguen a la zaga.

¿Cuáles son los países de la región mejor preparados para negociar con China, tanto en materia comercial como política?

—Los países mejor preparados serán aquellos que cuenten con un foro de discusión y debate sobre las relaciones con China, que encare profesionalmente soluciones a cada uno de los desafíos que conllevan los convenios suscritos en los últimos años. Por ejemplo, una Comisión Nacional para Asia, o específicamente para China, que actúe en el marco de las respectivas cancillerías, podría ser un instrumento viable.

Recuérdese que del lado chino, la institución que lidera la toma de decisiones es la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma, que depende directamente del Consejo de Estado, suprema institución administrativa del Estado.

La “agenda estratégica” que deberá encarar esta institución colegiada en forma prioritaria debería trabajar en temas como diversidad cultural, espacios culturales, economía de la cultura y capacitación de recursos humanos; facilitación de negocios y acuerdos de comercio e integración; recursos naturales, alimentos, y energía; financiamiento del desarrollo y desarrollo social y generación de redes interregionales en distintos aspectos de las relaciones.

Toda acción que lleve adelante el gobierno chino, sea oficialmente o de la mano de empresas públicas o privadas, debería contar con una contraparte nacional designada al efecto, que evalúe la conveniencia de asociarla a emprendedores nacionales o provinciales y su impacto en nuestra economía e intereses estratégicos. A fin de resguardar y preservar su seguridad, podría considerarse el establecimiento de regímenes como el de ZEE (Zonas Económicas Exclusivas) en nuestras provincias que garanticen seguridad jurídica y reglas de juego estables a las inversiones.

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