Los representantes de la conferencia regional sobre la crisis migratoria del sudeste asiático celebrada ayer en Bangkok acordaron ayer tomar medidas de prevención para buscar una solución al grave problema humanitario, según la declaración final, que recibió el apoyo de Myanmar.

La conferencia, convocada por Tailandia, concluyó con el compromiso de intensificar las operaciones de búsqueda y rescate y de abordar las causas profundas del problema de la migración y el tráfico de personas.

Entre las medidas acordadas por los diplomáticos y funcionarios de 17 países se prevé la creación de más puestos de trabajo, la mejora de la educación y de la atención médica. Asimismo, los países se comprometieron a realizar campañas informativas para advertir contra los traficantes de personas y, al mismo tiempo, encontrar más vías para la migración legal.

Previamente, Myanmar había rechazado tener alguna responsabilidad por la ola de refugiados que se encuentran huyendo en barcos en el sudeste asiático. Sin embargo, el país manifestó su compromiso de respetar los derechos humanos en el estado de Rakhine, dijo un diplomático tailandés. El documento evita, como querían las autoridades de Myanmar, la referencia directa a la etnia musulmana rohingya, perseguida en partes del país y a la que no se le reconoce la ciudadanía.

Unas 3 mil personas han llegado a las costas de Malasia e Indonesia desde principios de mayo, y se cree que hay otras miles aún en alta mar.

En Malasia fueron encontradas fosas masivas con refugiados, la mayoría de ellos probablemente rohingya. El alto comisionado adjunto de Naciones Unidas para los Refugiados, Volker Türk, instó a Myanmar a asumir su responsabilidad por la huida masiva de los rohingya. “El objetivo final tiene que ser que reciban la ciudadanía”, dijo, sin mencionar al grupo por su nombre, sino como “refugiados”.

Sin embargo, el director de la delegación de Myanmar, Htin Lynn, respondió que “las acusaciones no sirven para nada” y le recriminó al Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) que estaba politizando la cuestión. La mayoría de los refugiados son víctimas de traficantes de personas, aseguró.

Al inicio del encuentro, el ministro de Exteriores tailandés, Tanasak Patimpragorn, señaló que la crisis no podrá resolverse sin cooperación internacional, pero destacó que también hay que atacar las raíces del problema.

Bangladesh, el otro país de origen de la mayoría de los migrantes, dijo que asumirá la “total responsabilidad” de repatriar a sus ciudadanos. El ministro de Exteriores del país, Shahidul Haque, rechazó sin embargo que los bangladesíes tuvieran que emigrar a Indonesia y Malasia por falta de oportunidades económicas.

El subdirector de Human Rights Watch (HRW) para Asia, Phil Robertson, se mostró escéptico sobre los avances tras una reunión de funcionarios de “bajo nivel” y por el “bloqueo” de Myanmar al asunto de los rohingya. El activista acusó a las autoridades regionales de “jugar al ping-pong” con los inmigrantes atrapados en barcos a la deriva.

Ayer mismo, la Armada de Myanmar interceptó una embarcación con 727 inmigrantes indocumentados a bordo en aguas frente al delta del río Irrawaddy.

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