El nuevo terremoto devolvió a Nepal las escenas de miles de personas durmiendo en la calle y huyendo hoy de forma desesperada de Katmandú, además de incrementar los daños y de dificultar aún más la ayuda humanitaria, todavía escasa dos semanas y media después del primer sismo que devastó el país asiático.

El nuevo temblor, de 7.3 grados, causó ayer al menos 91 muertos y 2 mil 428 heridos, según los últimos datos de la Policía nepalí.

Cientos de personas que habían regresado a Katmandú con la esperanza de una aparente vuelta a la normalidad en la capital nepalí intentan huir de nuevo de la ciudad, donde tras otra noche a la intemperie continuaron las réplicas.

Muchedumbres con maletas se arremolinan en lo que queda de las estaciones de autobuses, desesperadas por dejar atrás el miedo y la incertidumbre que se volvieron a instalar en la ciudad.

"Lo tienes todo si estás vivo, por eso he decidido abandonar Katmandú", dijo a Efe Hari Ram, mientras luchaba por conseguir un billete para Dang (oeste), como tantos muchos en la principal dársena capitalina, la de Kalanki.

Tan sólo dos horas después de que regresase ayer a la capital nepalí, Rojina Pathak volvió a sentir como la ciudad sufría una nueva arremetida telúrica, ahogando su esperanza de recuperar la normalidad en su vida y dejándola "sin otra opción que pasar toda la noche bajo una lona", explicó a Efe la mujer.

Como Pathak, más de un millón de personas abandonaron el valle de Katmandú tras al gran seísmo del pasado día 25, que según los últimos datos oficiales causó al menos 8 mil 219 fallecidos y 17 mil 866 heridos.

"Estoy horrorizada. Los tres días siguientes al 25 de abril no hubo refugio apropiado, comida, ni siquiera servicios de transporte. No tengo el valor para volver a hacer frente a algo así otra vez", relató a Efe Trishna Giri.

No está "de humor", como tantos otros, para salir corriendo cada vez que el suelo se ponga a temblar, como sucedió tres veces durante la mañana con magnitudes de entre 4.4 y 4.8 grados en la escala abierta de Richter.

Naciones Unidas advirtió de que el nuevo terremoto tuvo un "dramático impacto" y reiteró su llamamiento a la comunidad internacional para que done los fondos que necesita con urgencia el país, unos 423 millones de dólares, de los que apenas recibió el 15% tras más de dos semanas de crisis humanitaria.

El principal responsable de la ONU y de la operación humanitaria en Nepal, Jamie McGoldrick, alertó en rueda de prensa de que "la gente aquí se encuentra en una situación angustiante", en un momento "muy crítico para la población, que está siendo constantemente golpeada por las réplicas y su impacto psicológico".

"Creemos que el impacto de este segundo temblor no es tan dañino como el gran terremoto del 25 de abril", pero incrementó los daños en edificios y carreteras ya afectados por el primero, añadió.

El Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas subrayó en su página web que "el nuevo terremoto y las réplicas harán la situación incluso más difícil", ya que en varios distritos se produjeron nuevos desprendimientos de tierras.

"Esperamos que habrá una nueva demanda de apoyo para misiones de búsqueda y rescate, que necesitarán tener prioridad antes que el suministro de ayuda", señaló.

Las operaciones de rescate continúan en marcha en el país, indicó en su cuenta de Twitter la Policía nepalí, que rescató con vida a doce personas, entre ellas un americano y una coreana, en la localidad de Chautara.

Igualmente, prosigue la búsqueda del helicóptero militar estadounidense desaparecido ayer cuando participaba en labores de rescate, con seis infantes de marina y dos soldados nepalíes a bordo cuando se le perdió la pista en el distrito de Dolakha (noreste).

Sin embargo, los equipos de rescate concluyeron las evacuaciones en la turística área de Langtang, que con la salida de los últimos supervivientes quedó desierta.

Los supervivientes fueron trasladados a Katmandú en helicóptero, en medio de varias avalanchas ocurridas en las últimas jornadas en la zona, dijo una fuente del Ejército a la agencia nepalí RSS.

Equipos nepalíes, indios y chinos evacuaron a más de 160 personas de Langtang, donde se estima que otras 300 permanecen desaparecidas desde el gran seísmo, cien de ellas extranjeros.

El terremoto del 25 de abril fue el de mayor magnitud en Nepal en 80 años y el peor en la región del Himalaya en una década desde que en 2005 otro seísmo ocasionara más de 84 mil muertos en Cachemira.

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