La administración de Andrés Manuel López Obrador aún no inicia formalmente, pero su omnipotente partido Morena ha comenzado con el pie izquierdo, al menos en lo que respecta a la imagen en sus bancadas legislativas.

Durante la campaña presidencial vimos fuertes cuestionamientos a los entonces candidatos a diputados y senadores del hoy partido mayoritario. Lo anterior no se debía únicamente a su pasado partidista, sino a la percepción pública que la ciudadanía tenía de ellos.

Sin embargo, el cobijo protector de la imagen del presidente electo, fue lo suficientemente resistente para poder llevar a buen puerto la elección y dominar ambas cámaras.

Así como en su momento AMLO señaló que la maestra Elba Esther Gordillo se había convertido en una perseguida política de la mafia del poder, empleó el mismo argumento discursivo para defender al ex dirigente minero, y hoy senador por su partido, Napoleón Gómez Urrutia.

Cabe señalar que el nombre del político regiomontano no es bien recibido por los mexicanos, pues el terrible acontecimiento en la mina de Pasta de Conchos en febrero de 2006 no es fácil de olvidar, mucho menos para las familias de las 65 personas que lamentablemente fallecieron en aquel desastre.

Fue tal el impacto social de dicha tragedia, que Gómez Urrutia se vio obligado a huir del país, encontrando refugio en Canadá, curiosamente el país que domina la industria minera en México.

Más allá de las irregularidades en el caso, que lo acusaba por fraude de 55 millones de dólares de los trabajadores mineros, y la defensa que sus abogados han hecho, su imagen sigue manchada.

Pero la bancada morenista cuenta con una amplia gama de casos cuestionables, que van desde los dinosaurios priístas que vienen a encontrar en la cuarta transformación el escenario perfecto para volver al poder, hasta los artistas o personalidades de certámenes de belleza que ven en la política su nuevo pasatiempo.

La reciente votación legislativa emitida para otorgar licencia a Manuel Velasco Coello, rompe con el discurso de cambio que Obrador prometió.

No hay justificación alguna que excuse la determinación, el intercambio de 5 diputados que otorgan la mayoría absoluta a Morena en San Lázaro, es inaceptable.

Lo es porque a final de cuentas, el nuevo partido en el poder enarboló la bandera de la regeneración, del cambio, de la honestidad y de una nueva forma de gobernar, y lo que han hecho es evidenciar la reencarnación del PRI, con lo más oscuro de su legado, con sus arreglos y corruptelas, con su fuerza desmedida y autoritarismo, con la compra de la oposición mediante las transacciones baratas.

La función ha comenzado, el presidencialismo mexicano se encuentra más vigente que nunca, la oposición política que existe hoy, está muy disminuida, deberá ser la ciudadanía misma la principal crítica del nuevo gobierno.

La sociedad no olvida la riqueza insultante de la maestra Elba Esther, que hoy orgullosa proclama que con su liberación la reforma educativa se ha derrumbado.

Las personas no olvidan la situación en la que viven los trabajadores y específicamente los mineros mexicanos, que contrasta mucho con su ex líder sindical.

Los jóvenes no olvidamos el movimiento del 68 y al actual líder de los diputados Porfirio Muñoz Ledo, defendiendo al PRI y a su presidente Gustavo Díaz Ordaz.

Hoy tenemos presente que con la negociación pactada a favor del político chiapaneco, han puesto en tela de juicio su credibilidad, habrá que esperar sus futuras determinaciones, pero por el momento, su decisión causa malestar y enojo en los mexicanos.


FACEBOOK: MIGUEL DELGADILLO IBARRA
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