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Habitantes del municipio mexiquense de Apaxco rechazan la operación de un centro de recepción e incineración de residuos peligrosos, para ser quemados como combustible por la cementera Holcim, que opera en plena cabecera municipal, en el barrio La Estación, informaron Jorge Tadeo Vargas y Francisco Euroza del “Frente de Comunidades en contra de la Incineración” y de “Apaxco comunidades por la Vida”.
Un incinerador de residuos químicos, no debe ser autorizado por la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), menos aun cuando opera en medio de un centro de población y con impacto directo en un radio de 65 kilómetros, que además por la dirección de los vientos afecta directamente al Valle de México, señaló Tadeo Vargas.
“El proyecto de instalación para la recepción de residuos peligrosos se encuentra actualmente dentro del Procedimiento de Evaluación de Impacto Ambiental realizado por la SEMARNAT; contempla la recepción de residuos peligrosos en la cementera Holcim, para poder incinerar anualmente más de 73 mil toneladas de residuos peligrosos sólidos; así como 12 mil 789 toneladas de residuos peligrosos líquidos; y 37 mil toneladas de residuos peligrosos lodosos”, apuntó Jorge Tadeo.
Entre los residuos líquidos que esta cementera podría recibir, para utilizarlos como combustible, se encuentran aceites usados, disolventes, agua contaminada, pinturas y anticongelantes; además de desechos sólidos que podrían estar impregnados con hidrocarburos, plásticos, grasas, empaques, llantas, catalizadores gastados, señaló Francisco Eurosa de “Apaxco comunidades por la Vida”.
Si la cementera obtiene la autorización de Semarnat, podría además recibir residuos peligrosos lodosos de tierras contaminadas con hidrocarburos, lodos provenientes de plantas tratadoras de agua, aceitosos, resinas y natas de pintura, aseveraron los ambientalistas.
La cementera Holcim ya opera un incinerador que obtiene combustible derivado de residuos; lo que pretenden ahora es ampliar su capacidad de incineración con residuos químicos peligrosos, aseguró Tadeo Vargas.
Para la producción de cemento, “usan como combustible derivados de residuos industriales, aceites, plásticos, pinturas, juguetes tóxicos con plomo que se sacaron del mercado, los muelen, mezclan y forman pacas, que sirven como como combustible alterno”.
En Apaxco ya un problema serio, pues aquí llegan 60 mil llantas mensuales, de 50 municipios mexiquenses, que son usadas como combustible de la cementera.
Apaxco forma parte de “la región de sacrificio ambiental”, que se extiende en el corredor industrial que llega hasta Atotonilco en Hidalgo, donde operan media docena de cementeras, empresas químicas y la refinería de Tula.
Corredor industrial y en Apaxco en particular “ya está en riesgo la salud de los habitantes, que enfrentan serios problemas de cáncer, insuficiencia renal, afectaciones al sistema nervioso y reproductivo, por vivir en una de las zonas más contaminadas de México”, reiteró Jorge Tadeo.