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CHIMALHUACÁN, Méx.— Itzel Nayeli intentó huir. Al darse cuenta que la casa de su familia era vigilada quiso brincarse por la barda desde una vivienda contigua, pero no lo logró.

El jueves por la mañana, cuando se dirigía al inmueble ubicado en la avenida Ignacio Manuel Altamirano, en el barrio Cesteros, se percató que había presencia policiaca en el lugar.

En la calle Mexica pidió a su vecina que la dejara entrar para llegar hasta la suya. La propietaria se negó.

Itzel Nayeli dio la vuelta por la avenida Cehuán y cuando se acercó para entrar por la puerta del domicilio marcado con el número 25, los policías que participaban en la investigación para dar con la presunta responsable de los ataques con arma punzocortante vieron que la joven concordaba con los rasgos físicos de una fotografía difundida y se acercaron a ella.

Para evitar ser aprehendida, la mujer de 20 años corrió por calles del barrio Cesteros, que sólo es dividido del barrio Pescadores por un camellón.

Los policías ministeriales y de la Comisión Estatal de Seguridad Ciudadana (CESC) la alcanzaron a unos metros de la casa de su familia.

Los residentes del barrio se enteraron después de que Itzel Nayeli es acusada de ser La Degolladora, la que ataca con un cuchillo directo al cuello de sus víctimas. “Era una chica tranquila, nunca la vi en malos pasos, nunca la vi que se estuviera peleando. Es una niña muy tranquila, yo la conozco desde que estaba chiquita. Aquí nació, aquí convivimos, todo normal”, contó Julia, una de sus vecinas.

La casa a la que Itzel Nayeli quería llegar el día que la arrestaron luce vacía. En el inmueble de un nivel construido con tabique gris, puertas de hoja de lámina y cuartos de lámina de asbesto no hay nadie.

EL UNIVERSAL visitó dicha vivienda. En la azotea está un perro de raza criolla, sólo observa a las personas que se acercan al lugar para saber lo ocurrido. En ningún momento ladra, sólo baja su cabeza al escuchar cuando alguien toca la puerta.

A ese sitio llegó una joven de tez morena, de un 1.65 metros de estatura, con mallones y blusa negra, acompañada de un hombre joven con camiseta blanca, pantalón de mezclilla y tatuado en varias partes del cuerpo.

—¿Son familiares de Itzel Nayeli? —se les preguntó.

—Sí, ¿por qué? —respondió ella de manera agresiva.

—¿Podemos hablar con ustedes? —se les dijo.

—No tenemos nada que decir y váyanse de aquí —exigieron.

Los vecinos que los vieron llegar contaron que ella es una de las hermanas de Itzel Nayeli.

“¡Ya agarraron a La Degolladora!, gritó un pregonero en la parte baja del municipio para anunciar a los residentes que la mujer que mantuvo en terror colectivo a la población durante más de tres semanas había sido capturada.

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