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Naucalpan, Méx.— Con cadencia y gracia, Tesorito somete a los más rudos del ring en la arena Caracoles, donde el adolescente de 17 años demuestra que la homosexualidad no es símbolo de debilidad.
De ser pareja de Mini Dragón en la lucha contra “los más rudos de los rudos”, como el Galaxi y El Cholo —a los que con agilidad y destreza someten en el cuadrilátero—, el Tesorito pasa a ser la estrella de la noche entre los gritos e insultos de sus contrincantes y del público.
“¡Orale pinche puto!”, es un grito que con frecuencia escucha el jovencito, agresión que se transforma en aplausos y exclamaciones de aceptación, hasta obtener un coro de voces gritando “¡Tesorito!, ¡Tesorito!”.
No es fácil ser homosexual en la arena Caracoles de Loma Colorada y menos vestir mallas de color rosa frente a luchadores que despiden olor a violencia.
“Aquí estamos cada ocho días rompiéndonos la madre, se lo demostramos a Galaxi y al Cholo o a quien nos pongan”, afirma enfático el luchador, quien el resto de la semana puede trabajar de albañil “o donde me pongan, porque me gusta el trabajo y el dinero”.
A sus 17 años, Tesorito divide su tiempo en el ring, trabajando en alguna construcción y en prepararse para iniciar la preparatoria en el sistema abierto.
“Hoy trabajo como exótico y no me da pena porque es un trabajo honesto, profesional, es difícil.... sí... a veces me agreden... a veces no.. pero sí me insultan me dan pa’ arriba”, afirma sudoroso luego de someter a un par luchadores rudos y a un niño ‘acompañador’.
Finalmente el réferi otorga el triunfo a Galaxi y al Cholo, por lo que en pago, el mediador recibió un apasionado beso del jovencito de mallas color de rosa, lo que desató gritos y rechifla del público.
No obstante, el Tesorito se apropia del cuadrilátero, donde celebra su orientación con un baile que desata chiflidos de hombres y hasta de mujeres que corean y aplauden al joven convertido en estrella de fin de semana.