Ana Karen, Ana Beatriz y Betzabeth son Las Hijas de Violencia. Caminan por las calles de la Ciudad de México armadas con pistolas llenas de confeti y las disparan a los hombres que las acosan, al tiempo que les cantan su composición “Sexista Punk”.

En marzo del pasado 2015 grabaron un video mientras enfrentaban con sus pistolas a varios hombres. Ahí pidieron al resto de las mujeres señalar a sus acosadores para que ellas pudieran ir a “ajusticiarlos” con sus pistolas y sus cantos.

Sus protestas no habían generado revuelo hasta que la televisora Al Jazeera grabó en acción a las tres chicas hace unas semanas. Su video alcanzó millones de reproducciones y ha contagiado a otras mujeres de ganas de enfrentar a los hombres que las acosan.

Las Hijas de Violencia ahora anuncian una nueva campaña en la que regalarán unas cinco mil pistolas de confeti a las mujeres que las soliciten, para que se defiendan de los acosos callejeros.

Sin embargo, Teresa Incháustegui, directora del Instituto de las Mujeres en la Ciudad de México, no consideró positivo enfrentar el problema de esta forma. “Yo recomendaría que no lo hicieran, se pueden topar con una persona violenta”, dijo tras recordar que en esta ciudad se estima hay unos 16 millones de armas ilícitas.

El hostigamiento como cultura

Teresa Incháustegui reconoció que el acoso sexual es un problema particular en nuestro país. “Tenemos 3 mil 500, 4 mil femenicidios al año. Es un mito decir que esto es universal. Es propio de una sociedad en que el factor machista domina”, asegura.

La Ciudad de México tiene el sistema de transporte más peligroso para las mujeres, tan sólo después de Bogotá. Un estudio aplicado por la fundación Thomson Reuters y YouGov en 2014 lo reveló así al estimar que seis de cada 10 capitalinas han sido víctimas de tocamientos, insultos o agresiones sexuales.

En el Inmujeres CDMX saben que este diagnóstico no ha mejorado. El Colegio de México (Colmex) realizó un nuevo estudio en 2015 en el que encontró que 63% de quienes utilizan el transporte público son mujeres, en su mayoría acosadas por los hombres.

Desde 2011 se endurecieron las penas contra el acoso sexual, y también desde hace años existe el programa Viaja Segura, con espacios exclusivos para mujeres, personas con discapacidad o de la tercer edad. Pero son pocas las que se atreven a denunciar a sus acosadores. En 2015 hubo 47 denuncias por acoso y en 2014 apenas se registraron 32.

Teresa Incháustegui explicó que las víctimas de acoso sexual tienen muy pocas posibilidades de combatirlo legalmente. “Con las reformas al Código Penal se tuvieron que retirar los módulos que tenían las mujeres para denunciar. Además se deben tener elementos probatorios antes de acusar”, dice.

Según la funcionaria, en el análisis hecho por el Colmex se señalan dos circunstancias por las que las mujeres no denuncian: la primera es que muchas lo asumen como un problema inherente a ser mujer e ignoran su derecho a denunciarlo; y la segunda es que quienes conocen sus derechos no confían en las autoridades.

“Se quedan con el golpe, por así decirlo, en lugar de hacer todo el trámite, porque no saben qué va a pasar”, dice la directora del instituto.

La mejor solución

Las Hijas de Violencia cuentan que enfrentar a sus acosadores ha sido una experiencia de contrastes. Las tres jóvenes aseguran caminar con más confianza, y que las peores amenazas e insultos las han recibido en redes sociales.

Incháustegui señaló que los hombres se sienten agraviados al encontrar a alguien que cuestione su postura y anunció que ya contemplan otra solución como parte de un programa de ONU Mujeres.

La Ciudad de México y otras 24 metrópolis implementarán nuevas acciones para combatir el acoso. Colocarán un botón de pánico en las estaciones del Metro y Metrobús, para que las víctimas de acoso pidan ayuda a las autoridades, que deberán reaccionar de inmediato.

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