La Ciudad en el Tiempo. Desde hace décadas, cada administración pretende dejar huella de su paso con una obra que sea recordada por futuras generaciones. Es así como la ciudad vivió en 1978 una de las más extensas transformaciones del paisaje urbano, al ampliar calles y avenidas para construir una serie de vías rápidas conocidas como ejes viales, para agilizar el tránsito. Cada nueva arteria adquirió un número, un punto cardinal y un sentido único. Todo aquello que se cruzaba en el camino desaparecía, lo mismo una vecindad que una casa o una plaza pública. Los antiguos nombres de Niño Perdido, San Juan de Letrán, Aquiles Serdán o Santa María la Redonda pasaron a segundo plano y se fundieron en un eje.

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