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Para que un plan de renovación urbana sea exitoso, HwiJin-Han, responsable del Plan Estratégico para la Transformación Urbana de Seúl, Corea, argumenta que antes el gobierno de cualquier país o ciudad debe ofrecer a la población transparencia.

Asegura que siempre habrá costos políticos en un proyecto, pero que para avanzar se debe ofrecer “muy buenos” argumentos y emprender una campaña de marketing para convencer a la gente que es la decisión correcta y con esto evitar conflictos.

Aunque en Seúl se está empezando la renovación urbana, HwiJin-Han comenta a EL UNIVERSAL que la mejor herramienta de un gobernante es informar a la gente de lo que está sucediendo y por qué se está tomando la decisión.

No obstante, dice que es deber del funcionario asegurarse de que lo propuesto es lo mejor para la población.

Se trata, a su parecer, de comprobar que es algo necesario, de investigar para ver cuáles son los beneficios.

En Seúl se llevó un plan de renovación urbana. Esta vez no se trató del cambio de un aeropuerto sino de revitalizar el centro de la ciudad.

Por décadas el arroyo que da nombre a la zona Cheonggyechon estuvo sepultado bajo una autopista elevada hasta que en 2003, debido a la obsoleta y altos costos de mantenimiento, se decidió emprender un cambio.

Fue desmantelada una carretera y la recuperación de seis kilómetros de arroyo para la construcción de vías y puentes peatonales, conectando con los sitios históricos más emblemáticos de la ciudad.

Desde 2005 esta zona se ha convertido en un centro de actividades económicas y culturales.

“Al Alcalde le costó mucho trabajo consensuar la decisión, pero cuando decidió quitarlo elaboró muy buenos argumentos y una buena campaña de marketing en la que pudo convencer a la gente de que era la decisión correcta y así no tuvo tanto conflicto”, afirma.

Aunque prefirió no hablar sobre el cambio del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) a la zona de Texcoco, calificó como positivo que se haya empezado la discusión de lo que podría hacerse en el terreno de 710 hectáreas, con lo que se podrá recabar la voz de las personas y se podrían generar muchas oportunidades para la capital del país.

El especialista coreano insiste en que para hacer cualquier tipo de transportación se debe tener la perspectiva del que lo va a usar, no sólo poner énfasis en lo bonito, sino lo útil que debe resultar para los ciudadanos.

“El gobierno tiene que prestar más atención a lo que la gente quiere, es necesario que haya un buen proceso de edición entre lo que opina la gente y el gobierno”, agrega.

De manera personal, el especialista acepta que si en él estuviera la posibilidad de decir qué podría hacerse en el terreno que quedará vacío cuando se mude la terminal aérea expresa: “Crearía un nuevo sitio autosustentable, que en algún punto se pague a sí mismo y pueda sobrevivir de él mismo”.

Al igual que los expertos de Alemania y Ecuador, cuyas opiniones fueron publicadas en la edición de ayer de este medio, dice que debe haber inversión privada, sin dejar de lado la parte pública, pero a nivel sociedad. De inicio, haría un concurso de 10 a 20 opciones en donde toda la gente participe.

Relata que en Seúl tuvieron una mala experiencia. Se construyó un edificio grande, pero cuando la gente vio lo que costó decidieron no usarlo y no entrar: “Fue un mal proyecto porque a final de cuentas el presupuesto se salió de control y la gente no estuvo de acuerdo”.

HwiJin-Han recomienda hacer un comité especial que agrupe toda la información, la procese y ofrezca las conclusiones a los involucrados.

Comparte que el gobierno se dio cuenta de que se necesitaba causarle el menor problema a la gente que vivía y tenía negocios por ahí al llevar a cabo la transformación.

Sólo tres años se llevó el proyecto; uno de planeación y los restantes para construirlo. Se trabajó de noche y de día sin parar. La gente no estuvo molesta y no se alcanzó a afectarla.

El resultado exitoso también dependió que en este proyecto trabajaron tres compañías al mismo tiempo, tenían los mismos planos y los seis kilómetros fueron divididos en tres secciones.

Al final, refiere el experto en urbanismo, fue 8% más del presupuesto, pero no afectó.

“Las finanzas de los gobiernos no son las que deben todo el tiempo mantener a la ciudad, sino de crear proyectos autosustentables en las cuales la sociedad participe y sienta que es parte de ella, que entienda que debe ser un proyecto que no necesita de fondos del gobierno todo el tiempo”, detalló.

HwiJin-Han dice que Cheonggyechon es un proyecto que se abrió al público hace 10 años y que ahora representa uno de los espacios recreativos más “bellos” en el corazón de Seúl.

El también subdirector de la Dirección General de Regeneración Urbana de gobierno metropolitano de Seúl da a conocer que actualmente trabaja en la implementación de un plan a 10 años y que incluye toda el área metropolitana de Seúl, destaca que en cualquier ciudad es necesario implementar proyectos reconstructivos en los que también se pueda contemplar modelos nuevos de unidades habitacionales.

Advierte que estos modelos deben tener un balance entre el interés público y el privado, ya que la prioridad la debe de tener la población.

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