“La otra noche, la mafia de taxistas de la Roma —Cibeles— Condesa agarraron a batazos al Uber que pedí afuera de mi domicilio, conmigo dentro del coche”. Un momento que para Édgar Molina significó que podría perder la vida; la acción tan intempestiva como agresiva, tenía como objetivos detener el servicio que ejecutaba un conductor de Uber y enviarle un mensaje rotundo a la empresa transnacional sobre la molestia de los taxistas en el DF.

Este hecho no fue el único, de acuerdo a una serie de denuncias hechas en las ciudades mexicanas donde está presente Uber, —Tijuana, Monterrey, Guadalajara, la ciudad de México y zona conurbada— hay testimonios y pruebas de gritos, amenazas, detenciones forzadas contra conductores y usuarios. Y aunque las autoridades en muchos casos recibieron las denuncias correspondientes, con nombres de los agresores, identificación de los taxistas con números de placas, permisos de conducir y hasta videos, nadie fue detenido ni sancionado por estos atropellos de acuerdo con las consultas hechas a las autoridades. “Fuimos a denunciar la agresión y nos tuvieron más de cuatro horas para tomar la declaración” asegura Molina; “En este país hacer una denuncia es un mérito”.

El próximo mes de agosto se van a cumplir dos años que Uber inició operaciones en México. Y aunque al principio nadie se percató del alto impacto que iba a generar como novedad y competencia, pasó poco tiempo antes que el gremio de taxistas comenzara a quejarse ante las autoridades; pero especialmente que se iniciara una campaña de taxistas contra unidades de Uber para amedrentarlos. A pesar de la reciente regulación que el Gobierno de la ciudad de México ordenó por ley para que Uber opere, el gremio de taxistas insiste que la transnacional presta un servicio desleal. Algunos observadores señalan que, pese a esta regulación histórica y única en su tipo en el mundo, los taxistas no aceptarán fácilmente la resolución a través del cual pierden el control y el monopolio del transporte de pago unitario. Algunos líderes han dicho que podrían ampararse.

Estela Medina, abogada, con sede en Tijuana y especialista en desarrollo de modelos de negocio, tiene muy claro que quienes están aún detrás de todo este movimiento “contra progreso”, son los concesionarios; poderosos políticos y empresarios que no quieren perder un centavo y tampoco desean una competencia eficiente. La abogada Medina asegura que “en principio Uber no es una empresa de servicio público, es una empresa privada que opera de la misma manera en que podríamos comparar un canal de televisión de antena, abierto al público; frente a un canal de televisión de paga a través de cable. Los dos son competitivos y tienen el mismo derecho de transmitir, pero las leyes no se les aplican de la misma manera”.

El avance y el futuro

Los puntos más importantes de la nueva regulación otorgada a Uber en el Distrito Federal, consisten en: a) Uber deberá hacer un pago único de cuatro mil 617.50 pesos para operar como permisionario; b) Sus socios-conductores en cada unidad deberán pagar una anualidad de mil 599 pesos; c) El cobro de cada viaje pagará 1.5% de lo cobrado a un nuevo Fondo para el taxi, la movilidad y el peatón; d) Cada vehículo que trabaje como socio-conductor de Uber, no podrá tener un valor de factura menor a los 200 mil pesos con garantía de bolsas de aire y cinturones de seguridad; e) Cada automóvil que trabaje para Uber deberá garantizar la calcomanía cero y deberá contar con un seguro.

Esta regulación ha sido calificada por funcionarios de Uber, como una decisión pionera en materia de servicios de trasporte apoyados en tecnología de punta, donde los ciudadanos beneficiados hicieron una labor importante de defensa a esta libre competencia.

Y mientras Uber pasó de los batazos, pleitos y empujones al reconocimiento y legalidad, muchos usuarios aseguran que es importante voltear a ver lo que está sucediendo con esta empresa en Estados Unidos, donde sigue proveyendo de empleos a decenas y decenas de hombres y mujeres, de todas las razas y denominaciones culturales que componen a ese país.

Estados Unidos, una nación acostumbrada a aprovechar y desarrollar al máximo las oportunidades de la tecnología, ha encontrado en Uber, no sólo un medio de transporte privado como el que se conoce en México; también ha comenzado a crear negocios paralelos que amplía el espectro de cientos de posibilidades para que quienes quieran trabajar y tengan ganas de hacerlo, salgan adelante.

Hoy por hoy existe el Uber Delivery que consiste en pedir al conductor de Uber que pase a comprar una pizza o ensalada o lo que aparezca en la información al respecto, para que lo compren y se lo entreguen. Todo el movimiento se carga a la tarjeta inscrita en la empresa. Lo más reciente es Uber Pet, autos que dan servicio a usuarios que quieren o necesitan viajar con sus mascotas. Uber Pool donde dos o más usuarios comparten el destino o parte de la distancia que cada uno necesita. Y en general, en el día de la madre, del padre, del amor, etc. Uber oferta opciones novedosas que redundan en la economía de las localidades. “De eso se trata” dice la abogada Estela Medina, “maximizar los esfuerzos e ir sumando al modelo de negocio original más y más posibilidades que hagan que el dinero fluya y circule en la sociedad en beneficio de todos. Esto es un asunto de cultura e idiosincrasia en realidad” remata Medina.

En Estados Unidos es muy placentero escuchar a hombres y mujeres decir lo agradable que ha sido poder encontrar un trabajo de esa naturaleza, donde además operan como socio-conductores también y son prácticamente dueños de su tiempo y espacio. “Yo llegué de El Salvador” dice Salvador, quien a sólo siete meses de estar en Los Ángeles, California, Uber le está proveyendo de recursos y seguridad laboral: “salí huyendo —cuenta—, las maras me pedían dinero y llega un momento en que ya no tienes o ya no quieres y si no te vas, terminas muerto”. Tariq, originario de India y con más de 20 años en la Unión Americana, dice que “desde que trabajo con Uber el tiempo es mío y yo decido en qué momento me retiro o sigo”. Jennifer, una joven veinteañera completamente anglosajona cuenta que “este año no pude seguir estudiando, así que Uber me está ayudando a poder ahorrar para volver a inscribirme a la universidad y una vez que regrese por lo menos medio tiempo seguiré trabajando o los fines de semana”. Los taxistas en Estados Unidos lo único que pueden sentir es un acicate para mejorar sus tarifas y su trato a los clientes y de esa manera entrarle de frente a la competencia, dicen especialistas.

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