Londres.— En la capital británica, la ciudad que posee el metro más antiguo y que se considera la segunda mejor red de este sistema de transporte en el mundo —después de Shanghái—, los retrasos por cuestiones de operación no son comunes, pero los usuarios no escapan a imprevistos que obliguen a la suspensión del servicio.

Cuando esto sucede, los accesos se cierran, personal del Metro anuncia la suspensión del servicio en las entradas y, usualmente, indican las rutas alternas o canalizan el flujo de los usuarios a los autobuses de reemplazo ferroviario.

Por otro lado, en los trenes en funcionamiento los operadores normalmente indican a los usuarios el estado del servicio de la línea que les corresponde, así como sus posibles inconvenientes.

Y es que, un caos provocado por mala operación podría costarle muy caro al Transport For London (TFL), organismo del gobierno local responsable del sistema de transportes en Londres, pues los pasajeros tienen derecho a recibir una compensación si su viaje se retrasa de 15 a 30 minutos debido a circunstancias dentro del control del TFL.

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