Carlos Jiménez es un hombre de 57 años. Está casado con Herlinda Doroteo. Ambos son comerciantes y padres de cuatro hijas: Estela, Adriana, Nancy y Joselyn, de 37, 35, 29 y 19 años, respectivamente.

Joselyn es la única que está terminando la secundaria, las demás no completaron sus estudios y trabajan. Carlos vive en Azcapotzalco con su esposa y Joselyn. Las demás hijas ya se independizaron.

Carlos únicamente tiene estudios de primaria, y ya con 40 años decidió iniciar sus estudios de secundaria.

Tanto Carlos como Herlinda hacen todas sus compras en el comercio informal. Viven en una casa que les costó 200 mil pesos y que está pagando a 10 años.

“Me falta liquidar 100 mil pesos aún. Pago mil 200 pesos mensuales por la casa. Salir de esta deuda es lo primero, por lo que no puedo gastar, ni hacer mis compras en ningún otro comercio que no sea el ambulante, el comercio informal. Compramos en el mercado la fruta, la comida, y en el centro de la ciudad compramos la ropa; nunca en un centro comercial o en el supermercado”, dice Carlos.

“No estamos acostumbrados a comprar ropa de marca ni nada que se le parezca; eso no nos interesa ni a Herlinda, mi esposa, ni a mí. A mis hijas sí: ellas son otra generación y esas cosas de marca son importantes para ellas; pero trabajan y su situación es diferente a la nuestra cuando teníamos su edad. Ellas de vez en cuando sí compran en un supermercado, nosotros, al menos mi esposa y yo, nunca”.

Carlos gana aproximadamente tres salarios mínimos diariamente, unos 200 pesos considerando que el salario mínimo es de 73 pesos.

“Los artículos de aseo personal y de la casa, todo lo compramos en el mercado, no comemos carne. De vez en cuando pollo, y a centros comerciales pues no vamos”, concluye.

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