Los 340 trolebuses que prestan servicio en la Ciudad de México son, en su mayoría, viejos pues hay unidades que llevan 50 años circulando. Incluso, los últimos modelos llegaron hace 18 años. Mientras las autoridades del Sistema de Transporte Eléctrico (STE) apuntalan el proyecto para modernizar las unidades por camiones eléctricos que no sean dependientes de una catenaria —ya hay dos que están en pruebas—, en los talleres del Sistema se trabaja casi artesanalmente para dar mantenimiento a los trolebuses que mueven a 260 mil usuarios cada día en la capital.

“Es necesario una renovación, porque a pesar de que este servicio sigue siendo eficiente y seguro, también es que es necesario implementar unidades nuevas y nuevas energías, es tiempo de hacer una inversión fuerte en este tipo de transporte público”, explicó Eduardo Venadero, titular del STE.

Actualmente, los retos son la renovación, caminar hacia nuevas tecnologías, pero también de manera inmediata, ser susceptibles a un mantenimiento mayor, aseguró Venadero, pues a pesar de que se le da un mantenimiento diario, preventivo y correctivo, hay unidades en las que se tiene que doblar esfuerzos para que sigan en pie.

En un recorrido realizado por EL UNIVERSAL, en los talleres del STE se pueden ver a cientos de empleados quienes trabajan para mantener el servicio de las unidades; estas labores son artesanales, crean piezas que ya no están a la venta, ajustan otras para evitar que se malgasten e, incluso, renuevan las llantas.

Este taller se divide en varias naves, como la de la reparación de motor, donde se hace un trabajo completo para tener en buenas condiciones los motores de todas la unidades. Ahí se hace el desarmado, se reparan las bobinas que se encuentran dentro del motor y se arma como nuevo para seguir dando el servicio.

Creación y reparación de piezas

En el área de tornos, piezas y maquinado, los trabajadores crean lo que ya no se puede comprar en las tiendas de refacciones, debido a que los trolebuses tienen un largo periodo de vida es difícil encontrar refacciones de línea, por lo que en el STE hacen sus propias refacciones, piezas desde el torno hasta que se le da una terminación completa.

“Para reducir tiempos y no llegar a los talleres también algunas piezas son reparadas. Se realizan algunas flechas, se hace cuerda y se maquina el conmutador de los motores, para que se manufacturen y se puedan instalar”, dijo David García, gerente de Mantenimiento de Trolebús.

Otra de las áreas a las que pasan los trolebuses es la de mantenimiento preventivo, donde se revisan las unidades durante todo el año, tanto en los talleres generales en la delegación Iztapalapa o en los talleres de Aragón y el Rosario.

Al ser unidades eléctricas se requiere gente especializada en el tema, como el señor Marco Antonio, quien lleva cerca de 30 años trabajando en los talleres y conoce la mecánica de los motores más antiguos para que las unidades no dejen de dar el servicio.

“En el taller de electrónica se repara cualquier imperfecto de las unidades, pero con las unidades de más de 40 años de servicio batallamos un poco más, porque las piezas ya están obsoletas”, comenta Marco Antonio.

Las tecnologías van avanzando con el paso de los años y las unidades se van quedando rezagadas, y al igual que en la parte mecánica, en la electrónica hay piezas que ya no están en existencia, por lo que en el STE se tienen piezas de recuperación para poder arreglarlo.

Llantas al Horno

Tras los miles de kilómetros que los Trolebuses de las ocho rutas circulan por la Ciudad de México, las llantas tienen que ser renovadas constantemente, pero en el STE reciclan llantas usadas y las convierten en nuevas en tan sólo cinco horas.

En un taller completamente caluroso y con olor a neumático quemado, don Enrique Vargas, encargado del Área de Renovación de Llantas, explica el procedimiento que realizan para que los vehículos que entran al servicio salgan con las llantas listas para circular por varios kilómetros.

“Comenzamos en el departamento de revisado donde se checa que no haya impurezas en el interior de la llanta o clavos, se le revisa la ceja de la llanta, que no tenga casco flojo, que no esté dañada, cuarteada o partida, para identificar si es posible, si se puede arreglar o se da de baja”, explica Enrique.

Tras identificar el estado de la llanta, se pasa al departamento de raspado, donde se quita el piso obsoleto de la llanta y se le ponen parches, posteriormente se le da el visto bueno para identificar si no hay alguna imperfección.

Buscan recursos para nuevas unidades

Tras las malas condiciones en las que se encuentran algunas unidades, Eduardo Venadero solicita al gobierno capitalino y federal que hagan una inversión a este transporte público, pues asegura que es el más limpio y que, ante un panorama de contingencias, este es al que se le debe de apostar.

“Desde hace 18 años que no se invierte en alguna unidad, tenemos que comenzar el trámite este año para la compra de las unidades, en épocas de contingencia el gobierno no sólo debe determinar el hoy no circula, debe garantizar la movilidad limpia en la ciudad como los Sistemas de Transportes Eléctricos y se le tiene que invertir”, dijo Eduardo Venadero titular del STE.

Para el funcionario existe una sobreexplotación de las unidades, y puntualiza que es una de los transportes cero emisiones a los que se les debe apostar, por lo que solicita apoyo del gobierno federal para comprar al menos 200 unidades para mejorar el servicio.

“Ya tenemos cita para comenzar una mesa de trabajo con la Secretaría de Finanzas para poder aterrizar una ruta que le ayude al STE a iniciar su proceso de renovación y seguir con su desarrollos sustentable. Estas compras son para mejorar la movilidad de la Ciudad y el gobierno federal debe estar en este cambio”, dijo el funcionario.

Google News

Noticias según tus intereses