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“¡Somos paisanos” expresó Noemí al jefe de gobierno, extendió su mano para saludarlo y acto seguido le soltó un beso en la mejilla. Miguel Ángel Mancera correspondió al efusivo saludo y se tomó una foto con ella.

Noemí Santiago viajó hasta la isla para que su sobrina reciba tratamiento en el Centro Internacional de Restauración Neurológica porque en Veracruz, de donde es originaria, no hay atención de ese tipo.

El jefe de Gobierno explicó que el motivo de su visita fue conocer el trabajo que se realiza en el lugar y evaluar las posibilidades de llevar este modelo de atención a la Ciudad de México.

Después de tomarse la foto del recuerdo, a la que también se unieron un grupo de venezolanos, el mandatario salió del sitio y abordó un vehículo privado para dirigirse al Ministerio de Salud, donde firmaría un convenio para integrar el tratamiento del pie diabético al programa El Médico en Tu Casa.

Habían pasado unos minutos y el auto desvió el camino. La Plaza de la Revolución es una parada obligada para quienes visitan la isla.

Decenas de turistas se toman selfies teniendo como fondo las figuras del Che Guevara y Camilio Cienfuegos. Los “cocodrilos” y autos antiguos descapotados hacen el marco perfecto a la imagen.

“¡Es el Mancera!”, gritó un hombre aun con el rezago de la noche de fiesta dibujado en su rostro y en la cerveza que lleva en la mano. “Somos paisanos, venimos de Chihuahua, yo pensaba conocerlo, pero no aquí”, continuaron.

“La foto para que salgamos en EL UNIVERSAL”, expresó uno de ellos; el jefe gobierno posó para el recuerdo. A ellos siguieron turistas de Mexicali, Guanajuato y hasta un cubano que pronto lo identificó: “¡Mancera, mexicano!”.

Mientras pasa del asombro por su encuentro, el mandatario también se da tiempo para tener su propia foto del recuerdo junto al jefe de Gabinete, Julio Serna, y el secretario de Salud, Armando Ahued.

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