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A un año de que la Secretaría de Gobierno de la Ciudad de México desplegara un operativo en las inmediaciones de la estación del metro Pino Suárez, con la intención de recuperar un espacio público que ocupaban comerciantes, principalmente de ropa “americana”, la venta de ropa de paca continúa en domicilios particulares aledaños a la zona, a unas cuadras de donde se ubicara uno de los mercados de pulgas más grande de la Ciudad.

En aquella ocasión la mercancía decomisada, aproximadamente 240 toneladas, fue entregada al Sistema de Administración Tributaria (SAT), debido a que los comerciantes no acreditaron la propiedad legal de ésta.

Sin embargo, estas personas buscaron nuevos espacios para vender la ropa de paca. En el puente de acceso a la Plaza Comercial Pino Suarez, del lado de la calle Cerrada Fray Servando, personas preguntan a los peatones que transitan por la escalera: “¿Van a la ropa de paca?”, los mismos brindan servicio de bicitaxi para llegar a los sitios, por un de 10 pesos por persona.

En el número 61 de Calzada La Viga, Col. Esperanza, en la delegación Cuauhtémoc, hay un zaguán blanco. Para acceder sólo hay que tocar el timbre. En la planta baja del edificio hay un amplio patio en forma de corredor y múltiples habitaciones al costado derecho constituyen el lugar de venta. Hay distintos puestos en el sitio.

La ropa de segunda mano se encuentra colgada o en montículos, de acuerdo al tipo de prenda: deportiva, casual, de vestir e invernal, entre otras, junto al calzado y los accesorios.

“De que andamos por acá ya tiene un rato… como desde marzo o abril, pero también estamos distribuidos en varias partes y abrimos de lunes a domingo” apuntó uno de los comerciantes que atiende el lugar.

Al final del corredor hay una escalera que sube al siguiente nivel. Otro piso. En los muros de las habitaciones y pasillos, cartulinas pegadas exhiben precios y reglas: “30 y/o 40 la pieza”, “en estas prendas no hay cambio ni devoluciones”, “¡ropa dama y caballero, aproveche!”.

“De este lado la verdad no vendemos igual, pero gracias a Dios va saliendo para los gastos”, admitió un vendedor que organizaba ganchos mientras los clientes le regateaban.

El vendedor cuida el puesto, observa a la clientela y a su celular de vez en vez, mientras da precios de ropa según la habitación de donde ésta haya sido removida. Las prendas se pagan de acuerdo al puesto o el dueño, y los costos van de 20 pesos a 400 pesos.

“Acá está muy tranquilo, es que ni saliendo ni entrando hay bronca, pero cerramos la puerta para evitarnos problemas; basta con que cualquiera toque el timbre”, dijo el comerciante.

Asimismo, en un recorrido hecho por EL UNIVERSAL, se constató que los domicilios particulares con la dirección Cerrada Fray Servando 52, colonia Tránsito (edificio de seis plantas); calle 5 de Febrero 246, esquina con Alfredo Chavero, colonia Obrera (bodega), y Alfredo Chavero 74, colonia Obrera (bazar) operan más o menos del mismo modo, aunque éstos también venden ropa de paca nueva y de distintos precios. No cierran completamente las puertas de acceso e incluso mantienen sus letreros de venta en la entrada.

Comerciantes de los cuatro domicilios, que se dedican a la venta de ropa importada, coinciden que entre los días jueves y viernes “llega la ropa nueva, para que el fin de semana o antes ya esté colgada”. Los horarios de venta van de las nueve de la mañana y hasta las seis de la tarde.

Uno de los vendedores del Bazar 74 aseguró que “nosotros [los comerciantes] tenemos como 20 días aquí, pero otros lugares [que se dedican a lo mismo] tienen como cuatro o cinco meses chambeando... y yo creo que sí estamos la mayoría de los que estábamos ahí en el mercado, aunque repartidos”.

Operativo. En entrevista con EL UNIVERSAL, el subsecretario de Programas Delegacionales y Reordenamiento de la Vía Pública en la capital, José Francisco Acevedo, aseguró que hace un año a los comerciantes “se les ofreció que presentaran cuál era el estatus que guardaba su situación en los mercados San Antonio Abad I y II [para una posible reubicación] y aproximadamente menos de 10 ejercieron su derecho, pero no le dieron seguimiento a sus trámite, razón por la cual no pueden ser reubicados”.

En cuanto al decomiso de mercancía “nadie pudo comprobar la propiedad legal: no se presentó nadie a reclamar la mercancía y ésta fue entregada al Sistema de Administración Tributaria [SAT], por lo que el Gobierno de la Ciudad no conoce el destino final de toda esa ropa de paca”, precisó.

Pese a todo, “me parece que [los vendedores de ropa] han buscado otros lugares para ejercer el comercio en vía pública; aunque no sé si lo estén llevando a cabo y si estén vendiendo ropa de paca en otros lados. [No obstante] tendríamos que analizar cuál sería la situación de cualquier supuesta venta, en dónde se está llevando a cabo y si se pudiera acceder al origen de esa mercancía o si se tuviera una legal posesión de la misma”, subrayó José Francisco Acevedo.

En tanto, el Gobierno de la Ciudad de México anunció que los mercados San Antonio Abad I y II, predios recuperados del comercio de la ropa “americana”, ya no tendrán un uso comercial, en el sito se construirán oficinas de gobierno.

El 15 de enero de 2016, la Secretaría de Gobierno de la Ciudad de México, en coordinación con la Policía de Investigación, la Secretaría de Seguridad Pública y personal de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, así como de la Unidad de Investigación Financiera, confiscaron 240 toneladas de mercancía de procedencia ilícita, principalmente de ropa, en un operativo desplegado en la zona, con el fin de promover la recuperación del espacio público.

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