¿Qué es lo que se puede decir del azúcar? Generalmente los carbohidratos están asociados al placer gastronómico, a la diversión y al buen rato que puede pasarse al comer algo rico, delicioso. "No obstante, la factura por un exceso o constante consumo puede ser variada. Desde niveles altos de azúcar, descompensación energética hasta obesidad y riesgo de padecer diabetes. Una ingesta excesiva en azúcar puede ir asociado a problemas de obesidad y enfermedades cardiovasculares", afirma la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Una reacción frecuente en personas que gustan de consumir en exceso algún tipo de carbohidratos es la necesidad, posteriormente, de comer algo dulce. "La razón principal por la que esto pasa es una fuerte bajada de nuestros niveles de azúcar en la sangre debido a la reacción que provoca la insulina que segrega el páncreas", explica la nutricionista Ana Checa

La descompensación energética originada por la constante ingesta de carbohidratos es tan sólo una de las consecuencias de los azúcares. Por tal motivo, a continuación, y para todas aquellas personas que sienten esa necesidad de probar algo dulce, la especialista Ana Checa aporta tres sencillos trucos para superar la dependencia de azúcar.

Hay que engañar al cerebro

Es aconsejable tener siempre a la mano alimentos que puedan sacar del apuro y que al mismo tiempo no afecten su glucemia. "Son un buen recurso los caramelos de sabores sin azúcar, los refrescos light o el chocolate, éste de al menos 70 por ciento de cacao".

Recetas con trampa

¿Fanático de los postres? Otra alternativa para reducir el consumo de carbohidratos es preparar, por su cuenta, el postre que desea. "Basta con sustituir los ingredientes más ricos en azúcares por otros con ausencia o reducción importante de los mismos", agrega la nutricionista.

Ocupado y activo

Cuando el ansia por probar algo que contenga dulce asalte el pensamiento, esta necesidad será más fácil de olvidar si se encuentra atareado. Siguiendo la dirección de la distracción, la especialista recomienda la actividad física: "De preferencia de carácter aeróbico, es decir, de media/larga duración y media/baja intensidad, ya que favorece la activación de vías energéticas lipolíticas (grasas) de manera que ayudará igualmente a no alterar excesivamente los valores de azúcar en la sangre. Algo que sí pasaría después de una sesión corta y extenuante", explica Checa.

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