Es difícil resistirse ante las delicias gastronómicas típicas de las celebraciones navideñas. Aperitivos, mariscos, postres y demás platos suponen una tentación en la que en estos días solemos caer. Pero se puede disfrutar de estos placeres culinarios sin necesidad de darse grandes atracones. Para llegar al final de las Navidades sin que nuestra salud se resienta, la clave es la moderación.

En primer lugar, hay que moderarse en el supermercado. “Para evitar tantas sobras de comida, habría que intentar no excederse en las compras. Si cada año sobra más comida, ¿no deberíamos empezar a recortar en cantidades? Tenemos que recordar que los días clave son tres: Nochebuena, Navidad y Nochevieja. Por lo tanto, los carritos de la compra no deberían ser como si las fiestas duraran un mes”, subraya la dietista-nutricionista Mónica Pérez García.

La especialista comenta que, si a pesar de todo, después de una comida o cena de celebración nos han sobrado alimentos, podemos aprovecharlos en los días sucesivos. No obstante, “en lugar de tomar el plato en el formato en el que se elaboró, podemos reducir su contenido calórico incorporándolo a una base vegetal para así tomar menos cantidad del mismo. De este modo, podemos, por ejemplo, laminar las sobras de la carne para que sean un ingrediente más dentro de un salteado de verduras o desmenuzar el pescado e incorporarlo a una ensalada”, recomienda.

 Antes y después del festín
Antes y después del festín

Dulces y bebidas alcoholicas
En lo relativo a los dulces, Pérez aconseja elaborarlos de forma casera con ingredientes naturales y de buena calidad, es decir, sin azúcar, con harinas integrales, utilizando calabaza, zanahoria, frutas, frutos secos, etc. “Eso no significa que no tengan calorías o que podamos tomarlos en cantidad libre, pero al menos estaremos evitando harinas refinadas y exceso de azúcares”, apunta.

En esta época del año también suele aumentar el consumo de bebidas alcohólicas. En este sentido, el consejo de Pérez es restringir al máximo el alcohol. La especialista subraya que lo ideal sería evitarlo pero, puesto que esto sólo lo cumple una parte mínima de la población, al menos habría que controlar mucho su ingesta. “Hay que ser conscientes de los grandes volúmenes que se consumen y del riesgo que supone para la salud, aunque se haga de manera puntual”, advierte.

Así, Pérez aconseja acompañar la comida con agua y dejar el alcohol para el brindis. “Los combinados de mayor graduación no son imprescindibles ni en estas fechas ni en ninguna otra, por lo que la mejor recomendación es evitar su consumo. Además, en Navidad son frecuentes los viajes y este es otro motivo para eliminar el alcohol de la dieta”, subraya.

La dietista-nutricionista hace hincapié en la importancia de mantener los buenos hábitos en el periodo navideño para que, a pesar de que podamos cometer excesos puntuales, volvamos al estilo de vida saludable sin poner en riesgo la salud.

De este modo, si vamos a tener una cena o una comida más copiosa de lo habitual, la recomendación de la experta es apostar por los vegetales en el resto de las comidas de la jornada.

“Son el grupo de alimentos del que nunca se debería prescindir. Son ricos en vitaminas, minerales y fibra y bajos en calorías. Serían una buena opción para esas otras comidas del día. También son muy versátiles y podemos tomarlos en sopas, purés, a la plancha, salteados, en ensalada, al vapor, como crudités, etc.”, precisa.

 Antes y después del festín
Antes y después del festín

Compensar y desintoxicar
Está extendida la creencia de que, tras un día de excesos culinarios, una jornada a base exclusivamente de fruta puede ser de ayuda.

En este sentido, Pérez explica que la fruta aporta “vitaminas, minerales, fibra y sustancias interesantes para la salud, pero no podemos depositar en ella un poder milagroso”.

La dietista-nutricionista aclara que su consumo debería ser regular en nuestra alimentación, pero tomar sólo fruta durante un día “con la intención de depurar, compensar o desintoxicar es una idea errónea”. De hecho, recalca que “esto puede suponer una ingesta elevada de fructosa que, aunque esté presente de manera natural en la fruta, no deja de ser un azúcar”.

“Es preferible que la comida postnavidad sea a base de verduras y técnicas de cocción sencillas y que tomemos fruta como postre o colación, pero no como único grupo de alimentos en el día”, asegura.

 Antes y después del festín
Antes y después del festín

Otro falso mito es el que consiste en saltarse comidas con la intención de compensar los excesos cometidos.

En este sentido, Pérez afirma que la idea de compensar ha nacido, en parte, porque no se piensa en la alimentación como un proceso que nos acompañará cada día de nuestra vida. Así, el consejo de la dietista-nutricionista es “aprender a tener unos hábitos saludables de manera global. Esto significa que dentro de una alimentación saludable pueden tener lugar algunos extras o días festivos en los que no se cumple con la normalidad del día a día, sin que ello suponga consecuencias muy graves para la salud”.

En cambio, “es muy frecuente que vivamos el acto de comer como un pulso a la báscula, con el único objetivo de perder peso a toda costa, pasando hambre unos días para intentar restar los excesos de otros. Pero el organismo no funciona exactamente así”, recalca.

Por ello, la experta aconseja desterrar la idea de compensar y cambiarla por aprovechar, en el caso de las fechas navideñas, para comer más ligero y saludable los días en los que no haya una comida de celebración.

“En lugar de mirar estas fechas con pavor, temiendo subirnos a la báscula el 7 de enero, deberíamos tomarlas como el momento idóneo para incorporar más vegetales a nuestra alimentación y que formen parte de ella el resto del año. Asimismo, ya que tenemos más tiempo libre, podemos aumentar la práctica de ejercicio físico, lo que ayudará a mejorar también el estado anímico”, concluye.

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