Una encuesta mundial muestra dramáticamente la falta de confianza de los mexicanos en su sistema democrático. El presidente Peña Nieto se quejaba de la ciudadanía por achacar el malestar público a la corrupción. En el fondo, lo que existe es un desencanto con la democracia mexicana.

La encuesta de PEW Center, practicada a 41 mil 953 personas en 38 países, mostró resultados ambivalentes: razones para estar tranquilos y para preocuparse. En sociedades prodemocráticas existe interés por formas no democráticas, incluyendo el gobierno de los expertos, la presencia de un líder fuerte o, en el extremo, la participación militar en el gobierno.

Los resultados respecto a México merecen atención: la insatisfacción sobre como funciona la democracia es alarmante. Lo peor es que el dato es creíble: 93% mexicanos está insatisfecho con su democracia, mientras solo 6% está satisfecho. A la pregunta: “¿Qué tanto confía en lo que el gobierno nacional está haciendo por usted?”, sólo 2% considera que está haciendo mucho. Mientras 15% piensa que está haciendo “algo”. México y Líbano tienen la peor percepción de sus gobiernos nacionales.

Los gobiernos locales, los cercanos a la ciudadanía, han sido avasallados por la centralización federal de facultades y recursos. El federalismo dejó de ser una decisión política fundamental, para convertirse en una formalidad burocrática.

Conviene recordar un episodio de nuestra historia política, como la creación del estado de Guerrero, acontecimiento que se conmemorará mañana en Chilpancingo. Juan Álvarez, fundó el estado de Guerrero, a partir del apremio democrático ejercido por distintas comunidades que impulsaron la separación territorial de porciones que correspondían a otras entidades federativas. De esta manera, los distritos de Tlapa, que pertenecía a Puebla, y otros segmentos del Estado de México crearon, con el impulso de Juan Álvarez y del gobernador de ese estado, Mariano Riva Palacio, yerno de Vicente Guerrero, el estado de Guerrero. Michoacán no aceptó ceder el distrito de Coyuca, pero sus habitantes decidieron democráticamente volverse guerrerenses, iniciaron una rebelión y lograron su cometido.

La creación del estado fue posible porque Juan Álvarez, sin ser un teórico ni mucho menos conocedor de la teoría política, tuvo el talento de entender que las competencias asignadas a cada poder es una decisión final y suprema. Que ambos niveles de poder actúan directamente sobre los ciudadanos, sin que uno esté por encima del otro. Finalmente entender la simple tesis de que los niveles de gobierno derivan originariamente del pueblo y que los poderes regionales existen por derecho propio y no por una concesión graciosa del poder central. La erección del estado de Guerrero acreditó hace 168 años que el federalismo es un compromiso de unidad e identidad nacional y la expresión de competencias soberanas en un esfuerzo común de conciliación entre lo nacional y lo regional.

El federalismo mexicano que se vive actualmente no es una realidad política, sino una simulación, lo que afecta las vías democráticas. El federalismo que debe restaurarse no supone la independencia absoluta de los estados, sino un régimen equilibrado y coordinado de distribución de competencias, en donde las entidades federativas estén ligadas al pacto federal y sometidas a la supremacía constitucional con el objeto de que el país disponga de una igualdad federal sustentada en la democracia y responsabilidades compartidas.

La liga entre la ciudadanía y el gobierno está rota. Las comunidades mexicanas dejaron de creer y confiar en el gobierno federal, salvo algunas acciones específicas, loables, en salud o educación. Frente a los complejos problemas que aquejan a México parecería una ingenuidad pensar que con una simple descentralización éstos se resolverán mágicamente. No obstante, ninguna democracia puede funcionar cuando las políticas para una comunidad, apartada por la geografía, la pobreza y la desigualdad, se deciden no siempre de manera inteligente, en edificios inteligentes en la Ciudad de México.

Agradecimiento: Al estado de Guerrero, por conferirme la Condecoración “Juan Alvarez”, que me entregará mañana el gobernador Héctor Astudillo.

Investigador nacional en el SNI.
@ DrMarioMelgarA

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