Por décadas, las promesas de acceso a oportunidades de empleo, educación, salud, justicia y de un mejor estilo de vida atrajeron a millones de personas a las ciudades. Hoy, de los cerca de 130 millones de habitantes que tiene México, aproximadamente 103 vivimos en concentraciones urbanas. Sin embargo, los acelerados y desordenados procesos de urbanización generaron otros costos asociados al desarrollo urbano como conflictos por inequidad en el acceso a oportunidades y servicios, ambiente en el que las violencias encuentran propicio para germinar. Existe una estrecha vinculación entre ciudad y delincuencia: de acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, 76% de la población se siente insegura en su ciudad, aunado a que 60% considera poco o nada efectivo el desempeño de las autoridades municipales. Por eso creemos que el futuro de México estará asociado a la capacidad que tengan los gobiernos locales de atender los retos en materia de seguridad, donde los esfuerzos por reducir las violencias adquieren una importancia estratégica.

Hace unos días, en el marco de la #SmartCityExpoLatam realizada en Puebla, convocamos a autoridades municipales, académicos, empresas y organizaciones sociales a participar en la Mesa “Sociedad + Gobierno en la construcción de ciudades seguras” con miras a establecer una Red de trabajo. Se trata de una invitación desde la sociedad civil dirigida a los gobiernos municipales, para contribuir juntos al propósito de mejorar la vida de las personas que viven en los municipios urbanos a través de desarrollar e implementar acciones a partir de generar espacios colaborativos de diálogo, intercambio de experiencias, transferencia de conocimientos y asistencia técnica, desde una perspectiva integral que contemple el uso de herramientas tecnológicas.

Partimos de que “Ciudad” y “municipio” no significa lo mismo en todos los casos, por lo que se deben reconocer las diferencias para determinar puntualmente lo que cada caso requiere. Los 2 mil 448 municipios de México tienen capacidades institucionales muy distintas, no obstante, todos comparten la limitación de recursos y muchos problemas que deben resolver a la vez.

Además, como la inseguridad es un fenómeno multicausal y multidimensional, es necesaria la concurrencia de todos los actores y autoridades para su prevención y contención. Por eso, en la reunión de Puebla, más que un paquete de propuestas, impulsamos un esquema de trabajo articulado en torno a tres ejes: seguridad-policía, justicia cívica, así como espacios públicos y equipamiento urbano, pensados con una perspectiva de género, porque son las mujeres las más vulnerables a las violencias, por lo que no extraña que 80% se sienten más inseguras en su ciudad.

Queremos que la red crezca y se consolide; pero, por lo pronto, logramos establecer algunas coincidencias como punto de partida: 1. Dado que hay distintos tipos de riesgos y que la delincuencia genera impactos diversos, las intervenciones deben sustentarse en evidencias concretas y en análisis que permitan focalizar las acciones. 2. La efectividad de las acciones dependerá, en mucho, del liderazgo, la voluntad y la coordinación de las autoridades locales. 3. Es indispensable integrar la participación de la sociedad en cualquier proceso de intervención en materia de seguridad. 4. Se debe atender y contener la emergencia, pero es igual de importante trabajar en la prevención. 5. El uso de las herramientas tecnológicas debe facilitar y acelerar los procesos, pero no es la única opción ni un objetivo en sí mismo.

Si queremos disminuir las violencias y la delincuencia debemos empezar a hacerlo desde la calle, el barrio, la colonia y el municipio, porque las ciudades, como la seguridad, se construyen de manera permanente y con la contribución de todas y todos. (Colaboró: Sonia Quintana, coordinadora de Contenidos en Causa en Común).

Presidenta de Causa en Común.
@MaElenaMorera

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