El pasado 25 de noviembre despertamos con una lamentable noticia. María del Rosario Green Macías, la primera mujer canciller en México, falleció a los 76 años. Una mujer que destacó en los distintos ámbitos en que se desempeñó, de manera especial dentro del Servicio Exterior Mexicano, desde el cual, con una nueva visión, contribuyó a fortalecer la presencia de México en el mundo.

Tenacidad, inteligencia, perseverancia, fortaleza, entrega, entre otras muchas cualidades, la distinguieron. Brillante estudiante de Relaciones Internacionales en la Universidad Nacional Autónoma de México y maestra en Economía por el Colegio de México y la Universidad de Columbia, donde se graduó en Estudios Latinoamericanos.

Su impecable rigor, excelencia y talento fueron reconocidos al conferírsele dos doctorados honoris causa, uno en Ciencias Humanísticas por la Universidad de New Rochelle (Nueva York), y otro en Leyes por la Universidad Tufts (Massachusetts).

En el ámbito profesional, destaca su brillante carrera en la diplomacia. Se desempeñó como directora del Instituto Matías Romero. Luego, sería designada como embajadora en la entonces República Democrática Alemana, en un momento trascendente para la historia mundial con la caída del Muro de Berlín y el surgimiento de un nuevo orden internacional. Más tarde, tras un breve receso, se reincorporó al Servicio Exterior Mexicano, como embajadora en la República de Argentina.

En el año de 1998 fue designada canciller por el presidente Ernesto Zedillo Ponce de León, primera mujer en ocupar esa posición, precisamente cuando México se encontraba en pleno proceso de apertura comercial.

En el año de 2013, su brillante trayectoria fue reconocida, al ser designada Embajadora Emérita, una magna distinción, reservada sólo para los más destacados diplomáticos de nuestro país.

Rosario Green fue una diplomática nata. Convencida de que el fortalecimiento de las relaciones entre los países debía extenderse en todos los ámbitos. Su brillante trayectoria le fue ampliamente reconocida, recibiendo condecoraciones por parte de los gobiernos de Bolivia, Chile, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, España, Francia, Guatemala y otros más.

En la Organización de las Naciones Unidas también fue la primera mujer mexicana en obtener un alto rango, al ser nombrada subsecretaria de Asuntos Políticos durante la administración de Butros Butros-Ghali (1994–1996). Ahí mostro su fuerte preocupación por alcanzar el equilibrio entre géneros, sobre todo en la igualdad de oportunidades para ejercer cargos públicos.

Además de una exitosa carrera diplomática, Rosario Green ocupó otras importantes posiciones. Su pasión por la defensa de los derechos humanos la llevó a ocupar la Secretaría Ejecutiva de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (1990). En este carácter representó al organismo en el primer Taller Internacional de Instituciones Nacionales para la Promoción y Protección de los Derechos Humanos, celebrado en París, Francia, en 1991, participando como una de las redactoras de los Principios de París, documento base del funcionamiento de las instituciones nacionales de derechos humanos en el sistema de la ONU.

Destacada también fue su carrera política, presidenta de la Fundación Colosio, secretaria general del Comité Ejecutivo del Partido Revolucionario Institucional en el cual militó y el que la llevó en dos ocasiones a ocupar un escaño en el Senado de la República, en las LVII y LX Legislaturas, donde impulsó con vigor y no sin obstáculos la Ley de Cooperación Internacional para el Desarrollo, que dio vida a la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXID).

Además, tuvo una gran carrera académica como profesora e investigadora de El Colegio de México, entre otras instituciones más. Desde temprana edad, su inclinación como investigadora la llevó a publicar más de 10 libros de su autoría y un centenar de artículos sobre deuda externa y política exterior de México y de América Latina.

La doctora Green en su autobiografía nos revela la fuerza de su personalidad e invita a una profunda reflexión, al escribir: “…Cuando lo imaginé (el libro) lo que más me motivó fue dedicarlo a las mujeres. Soy una triunfadora y debo admitirlo así, sin falsa modestia, pero lo soy en gran parte porque me empeñé en superar los obstáculos a los que mi género se enfrenta…”.

Sin duda, Rosario Green fue una mujer pionera, convencida de la necesidad de abrir mayores espacios para la mujer, un orgullo y ejemplo de vida para todas nosotras, mujeres mexicanas. Descanse en paz.

Ministra de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación. @margaritablunar
mbluna@mail.scjn.gob.mx

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