La noticia no debiera sorprendernos. Cada que hay relevo de gobierno, quienes llegan a la administración pública suelen cumplir compromisos, repartir posiciones y premiar lealtades con cargos y posiciones.

El funcionamiento de lo que se conoce como “sistema de botín” es algo que no se ha podido conjurar ni con la alternancia política, ni con la complejidad de ser funcionario hoy en día. Las resistencias para el desarrollo de un servicio civil de carrera basado en el mérito ha generado que del millón y me dio de funcionarios en la administración pública federal, apenas un 2 por ciento lo integren.

El fenómeno de “las parvadas” a partir del cual funcionarios con posiciones de alta responsabilidad cambian de puesto con todo y sus allegados, ha sido una constante.

En la Cuarta Transformación, las parvadas decembrinas están volando al desempleo dejando tras de sí una estela de resentimientos y dilemas adicionales. En el discurso público que confunde austeridad con corrupción, se ha desatado el maltrato y la criminalización del funcionario de todos los niveles.

Sin importar la experiencia, la evaluación del desempeño o la trayectoria profesional, se es corrupto porque estaban ahí, antes de Morena.

En esta limpieza burocrática no se conoce un diagnóstico que explique la racionalidad de una simplificación administrativa o de una disminución salarial a rajatabla.

En otros países, fueron auténticas tragedias las que detonaron la profesionalización de la función pública. En 1881, el asesinato del Presidente estadounidense James A. Garfield a manos de Charles Guiteau - quien supuestamente esperaba una recompensa política por su apoyo al Presidente-, aceleró la aprobación de la Ley Pendleton que creó el servicio civil nacional.

Gran Bretaña sufrió el terrible saldo de la Guerra de Crimea para tomar en serio las recomendaciones que sentaron las bases de una profesionalización pública.

En México la tragedia ya existe y se llama corrupción sistémica. Estudios que han analizado la relación entre corrupción y meritocracia registran que el reclutamiento en base al mérito es una barrera eficiente contra la corrupción.

Después de este embate, se antoja difícil la creación de un auténtico esprit de corps en el que la dignidad de ser funcionario sea un sentimiento compartido.

Coordinadora de la Red
por la Rendición de Cuentas

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