La economía circular en la industria siderúrgica es una de las principales apuestas del sector, dada su importancia en beneficio de las economías, la reducción de impacto ambiental, el cuidado de los recursos naturales, así como la detonación en innovación y tecnología.

Se calcula que dos de cada tres toneladas de acero provienen del reciclaje; además de ser uno de los sectores que más aportan a las compañías constructoras y automotrices, las cuales demandan casi dos tercios de la producción.

Lo anterior implica que, indirectamente, la industria detona la inversión en tecnologías limpias para transformar el acero usado en nuevo, así como innovadores programas de investigación y desarrollo orientados a recuperar toda clase de metales y aleaciones para reutilizar el acero ya generado, lo que implica una reducción tanto en el costo económico como en el impacto ambiental.

Sin embargo, la economía circular puede verse detenida por el punto de inflexión que enfrenta la industria siderúrgica internacional, ocasionado por el problema de sobrecapacidad instalada, especialmente en China, el cual ha desembocado en un entorno de mayor tensión comercial, insuficientes defensas por parte de los organismos internacionales y una brecha entre el consumo y crecimiento.

La sobrecapacidad instalada del dragón rojo explica un incremento en exportaciones de acero en condiciones de dumping o subsidios; así como la distancia entre una producción acerera que en 2017 creció 5.3%, mientras que la demanda global apenas registró un 2.8%.

Ante esta coyuntura, será indispensable que China informe sobre acciones concretas para reducir esta capacidad instalada y con ello igualarse técnicamente a los demás países y economías bajo sus mismas circunstancias; el siguiente paso sería que el resto de las economías especifiquen cuáles serán los acuerdos para contribuir a reducir tensiones comerciales.

En el caso de México, esta coyuntura implica una doble oportunidad: reiterar su compromiso por un entorno de libre comercio y tomar acciones que le permitan fortalecer a la industria nacional, incluyendo la detonación de inversiones que hagan más robustas las cadenas de valor, mayor inclusión, innovación y tecnología.

Sin duda, en la medida que México también se oriente a reforzar aquellos elementos que le diferencien de otras economías, consolidando la economía circular en el acero, nos volveremos más ágiles y tendremos mayores herramientas ante los cambios del entorno, generando mejores condiciones de competitividad en el mediano y largo plazo.

Consejero del Instituto
para el Desarrollo Industrial
y el Crecimiento Económico AC (IDIC)

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