“La sociedad está harta de que tiene muchos años sin que pase nada…los gobiernos no saben como conducir el cambio…los políticos están pensando en la inmediatez… no hay dirección, no hay política de Estado…no saben lo que está pasando, no saben como cambiar, no saben como conducir el cambio… los gobiernos no tienen una visión de cambio de mediano y largo plazos, no saben a dónde van, no hay rumbo”. Carlos Slim en la 25 reunión plenaria del Círculo de Montevideo realizada la pasada semana en la Ciudad de México.

Ciertamente, no pasa nada, pero sí pasa… el incipiente crecimiento económico de las últimas casi 4 décadas de nuestro país en términos reales queda anulado; segura es la inseguridad, la corrupción se ha incrustado en cada comisura de la actividad económica, el desengaño se ha tragado no pocas ilusiones… los políticos se justifican pretendiendo cambiar incluso lo que bien funciona; la inmediatez que les preocupa es la de su propio patrimonio, el cambio se refleja en el status socioeconómico de cada cual…Precisamente, las divergentes visiones de cambio de mediano y largo plazo de cada gobernante nos hace zigzaguear y es que cada quien cree conocer rumbo y destino.

Ninguna promesa de cambio incluye una póliza de garantía. El sacudimiento de la 4T, para bien o para mal, trascenderá generacionalmente. No obstante, resultan tan evidentes indignantes usos y abusos de recientes administraciones, que unifican a la opinión pública en un ¡hasta aquí! Cómo es posible que a partir de los tiempos de Vicente Fox se hayan otorgado millonarias condonaciones fiscales a contribuyentes privilegiados, refiriéndonos a las más renombradas, ricas y poderosas empresas del país, 153 mil contribuyentes beneficiados, de los cuales 58 cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores y 10 forman parte del Índice de Precios y Cotizaciones. En tribunales litigan 170 empresas para evitar hacer públicas las respectivas resoluciones del INAI. El saldo acumulado de adeudos fiscales totales de contribuyentes grandes y chicos asciende a 774 mil 435 millones de pesos, 24.5% más que el primer trimestre del año anterior, de los cuales sólo se vislumbra poder cobrar alrededor de 250 mil millones. ¿Podemos objetar a López Obrador —quien por cierto firmó un decreto que deja sin efecto las condonaciones de impuestos a grandes contribuyentes— cuando se refiere a dichos privilegiados como “huachicoleros de cuello blanco”?

Con la imprevista renuncia de Germán Martínez al frente del IMSS entramos a inédita fase sexenal en la que el gobierno habrá de responder por sus propios actos —ajenos a neoliberales y conservadores del pasado—, al tiempo que aparecen fisuras que podrían cundir en nuevas renuncias. Por supuesto, ningún cercano colaborador del Ejecutivo es indispensable, pero queda alterada la imagen de unidad. Esta fase sugiere ajustarse al realismo económico, reconociendo que no todo es —ni será— miel sobre hojuelas, reaccionando a las señales de los mercados. Resulta inquietante que inversionistas extranjeros hayan frenado sus inversiones en el sector turístico del país, indecisos por la cancelación del Consejo de Promoción Turística de México, la interrupción del Nuevo Aeropuerto en Texcoco e incluso por la acumulación del sargazo en el Caribe mexicano. Adicionalmente, Alfonso Romo, jefe de la Oficina de la Presidencia, admitió que se está frenando la marcha del país a causa de la sicosis en torno a la corrupción, exhortando al optimismo y a “hablar bien del camello”. Recordemos que no pasa nada...hasta que pasa.

Analista político

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