Todos sabemos que en nuestro país hay profundas desigualdades social y económica, que nos laceran. Es esperanzador ver indicios de que esa tendencia empieza a revertirse. Quiero, sin embargo, decir que México tiene otra desigualdad, que es igualmente profunda y preocupante: me refiero a la desigualdad de conocimiento. El conocimiento tiene un impacto considerable en la vida de las personas. Vivimos en un mundo globalizado, en una Sociedad del Conocimiento. Es el conocimiento lo que nos abre puertas a trabajos bien remunerados, lo que nos permite optimizar los procesos en las empresas y hacer que nuestras tierras produzcan más. El conocimiento es el camino para construir una nación competitiva. El acceso al conocimiento es indispensable en la construcción de la paz y de un desarrollo económico sostenible. Y hay dos pilares del conocimiento, que son la educación y la investigación, sobre los que hablo en esta nota.

La educación es el cimiento sobre el que se construyen las sociedades. Como dijo Nelson Mandela: "La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo". Ciertamente, la educación es un tema que merece reflexiones profundas, acciones de fondo y financiamiento. No voy a ahondar ahora en esto, salvo para señalar un punto importante:

Si aspiramos a que nuestro país tenga un sistema de educación superior de alto nivel, necesitamos que las universidades públicas sean de primer nivel, y eso incluye que en estas se haga investigación de frontera. Las universidades públicas han sufrido por décadas la falta de financiamiento, entre otras cosas para contratar profesores, debiendo imponer a los que tienen, grandes cargas de trabajo. Urge mayor financiamiento para que las universidades públicas puedan hacer un todavía mejor servicio a la sociedad, formando a nuestros jóvenes.

Al respecto, quiero decir también que uno de los programas más pertinentes y acertados que tuvo nuestro Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, es el programa de Cátedras CONACYT. Este ha servido para retener o repatriar a poco más de 1500 brillantes nacionales, todos con doctorado, y ya ha cambiado el mapa nacional en lo referente a investigación, pues el 85% están ubicados fuera de la Ciudad de México. Es importante para México continuar fortaleciendo la retención y captación de nuestros jóvenes talentos, en los que ya tanto ha invertido el país.

Permítanme ahora moverme al otro pilar del conocimiento que mencioné antes, la investigación científica. Todos sabemos que el desarrollo tecnológico es una palanca indispensable para el desarrollo social y económico. Cabe señalar que México en particular y América Latina en general, no avanzan a la velocidad a la que lo hacen otros países y regiones.. Nuestro país y nuestra región se encuentran rezagados en términos absolutos y relativos, y para salir de ese rezago necesitamos mayor inversión por parte del estado. Esto evidente si observamos los datos en la revista R&D de 2018, donde encontramos la siguiente información (ver [1]), que muestra la inversión en Investigación y Desarrollo que realizan distintos países, y que habla por sí misma. Encontramos que EUA invierte en R&D 500,000 millones de dólares anuales; Corea, un país con 51 millones de habitantes, invierte 83,000 millones anuales, y México sólo 11,000. Por cada millón de habitantes, EUA tiene cerca de 4500 científicos o ingenieros; Corea tiene más de 5000 y México menos de 500. Corea invierte en Investigación y Desarrollo más del 4% de su PIB, y en México distamos de llegar al esperado 1%. No debe entonces sorprender que Corea esté teniendo un mucho mayor desarrollo económico que México. Si realmente queremos aprovechar y retener el talento humano nacional, tenemos que ofrecer fuentes de trabajo bien remuneradas, interesantes y retadoras. Tenemos que aspirar a estar en los países de vanguardia en lo que respecta a competitividad. Y permítanme decir que hoy en día, es difícil hablar de desarrollo económico sin tener un tecnología de vanguardia, y es imposible hablar de desarrollo tecnológico sin ciencia que lo sustente.

Los recortes de presupuesto a CONACYT en los últimos años, son un golpe directo a la ciencia mexicana, como lo podemos ver en la tabla anexa; y son particularmente los jóvenes quienes más acusan el golpe. Vemos que mientras que en el período 2013-2017 el total de miembros del SNI se incrementó en un 37.7%, el monto destinado a proyectos de investigación en ciencia básica, en ese mismo período se redujo en un $33.7%.

Ciencia y desarrollo
Ciencia y desarrollo

Veo entonces algunas necesidades imperantes para caminar hacia una nación más competitiva:

Incrementar el apoyo en educación, particularmente a las universidades públicas.

Incrementar urgentemente el presupuesto del CONACYT, que ahora será CONAHCYT. A lo antes mencionado se debe decir que al agregar las humanidades, punto que, por cierto, celebro, necesariamente se acrecienta la demanda de recursos.

Por su naturaleza, el desarrollo científico y tecnológico es de largo plazo, es necesario tener programas estratégicos de largo aliento. Para eso, entre otras cosas, debe tomarse nuevamente el plan de dar autonomía al CONACYT.

La matemática es el corazón, tanto de la educación como del pensamiento científico. Si queremos que en México haya una Sociedad del Conocimiento y una cultura de ciencia y tecnología, es importante impulsar un Programa Global e Integrado de Apoyo a la Matemática Mexicana, que vaya de la educación en todos los niveles (del básico al superior), la investigación en matemática básica y orientada, y la vinculación con la sociedad, con diversos sectores como, entre otros, el privado, industrial y financiero.

Es absolutamente necesario y urgente tender puentes con el sector privado, para que este también invierta en R&D, como sucede en todos los países desarrollados. Hay diversos caminos ya estudiados al respecto que se han discutido, por ejemplo, en el Foro Consultivo Científico y Tecnológico.

Como señala la próximo Plan de Reestructuración Estratégica de CONACYT para adecuarse al Proyecto Alternativo de Nación 2018-2024, es fundamental tener una ciencia que salvaguarde la soberanía nacional en la generación y aplicación del conocimiento científico y de las tecnologías, que tenga una comprensión profunda de las problemáticas que atañen a nuestra sociedad, y contribuya significativamente en la prevención y solución de esos problemas. Necesitamos ciencia y tecnologías de frontera, y eso requiere financiamiento.

Permítanme finalizar con algunos datos que ejemplifican como la inversión en ciencia básica, contribuye al desarrollo. Hablaré de las matemáticas, ciencia que casi todos respetan, temen y se cuestionan su utilidad real. Primero menciono algunos de los productos que forman parte de nuestra vida cotidiana, y que están directamente relacionados con las ciencias matemáticas:

- Los teléfonos inteligentes; estos usan álgebra lineal para optimizar su capacidad.

- Los modelos matemáticos para la previsión del clima; entre otras cosas permiten a la aviación dar respuesta rápida a fenómenos metereológicos inesperados y trazar rutas óptimas.

- El cuidado de la salud humana; aplica conocimientos de mecánica de fluidos para entender mejor problemas relacionados con el flujo sanguíneo, y así salvar vidas.

- La teoría de números; esencial para la criptología, cuestiones de seguridad y el manejo de datos masivos.

- Los GPS no podrían existir sin matemáticas de vanguardia.

Además no podemos concebir hoy el mundo sin las computadoras; todos sabemos los enormes avances al respecto en las últimas décadas. La 1era computadora digital se construyó en 1946, pesaba 30 toneladas y tenía menos capacidad que las computadoras personales que tenemos actualmente. Y es importante decir que el funcionamiento de las computadoras se basa en algoritmos numéricos, que también han evolucionado ha velocidad sorprendente, al grado de que tomar un algoritmo de hoy y usarlo en una computadora de 1991, es cerca de 300 veces más rápido que tomar un algoritmo de 1991 y hacerlo correr en una computadora de hoy (ver [2]). La teoría de algoritmos y la programación lineal son ramas de la matemática. Esto ilustra el poder del pensamiento científico abstracto, de la ciencia básica, que cuando es de calidad, tarde o temprano tiene aplicaciones que transforman para bien la vida cotidiana.

Un reciente estudio hecho por la importante firma de asesoría financiera Deloitte para el gobierno Británico, muestra que más del 10% de los empleos en el Reino Unido, están directamente relacionados con las ciencias matemáticas (ver [3]), y el impacto de las ciencias matemáticas en la economía del Reino Unido corresponde al 16% del PIB. En contraste tenemos el estudio hecho por Deloitte en Holanda en 2014 (ver [4]). Este dice “Holanda arriesga perder su competitividad como nación, porque su número de graduados en ciencia e ingeniería ha descendido al nivel más bajo en Europa. Las condiciones actuales conducirán a la pérdida del 5% de la fuerza de trabajo en el país. Si por lo contrario, se traen las cifras de graduados en estas disciplinas a los niveles del Reino Unido, eso creará 700,000 nuevos empleos”, lo que equivale a un 8.75% del total de empleos en ese país.

Estamos comenzando una nueva etapa en nuestro país, a la que nuestro Presidente, Andrés Manuel López Obrador, se refiere como la cuarta transformación. Tenemos la posibilidad y la responsabilidad de contribuir a sentar las bases para hacer de México un país más competitivo a nivel mundial, que brinde a su población la poderosa herramienta que es la educación, con investigación científica de vanguardia a nivel mundial, que sea un motor para el desarrollo del país. Así estaremos realmente formando, aprovechando y reteniendo al talento humano nacional. Y esto requiere financiamiento y voluntad.

REFERENCIAS:

[1]https://digital.rdmag.com/researchanddevelopment/2017_global_r_d_funding_forecast?pg=4#pg4)

[2] https://ecco2017.euro-online.org/en/resources/files/invited-speakers/robertbixby.pdf

[3] https://www.lms.ac.uk/news-entry/06122012-1417/deloitte-report-measuring-economic-benefits-mathematical-science-research

[4] http://euro-math-soc.eu/system/files/uploads/DeloitteNL.pdf

Director del Instituto de Matemáticas de la Universidad Naconal Autónoma de México

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