“La patria es primero”
Vicente Guerrero

Muy lamentable y digna de oprobio fue la amenaza imprudente de Estados Unidos en contra de México. ¿Qué quieren?, ¿Sembrar miedo, discordia, división entre los mexicanos?, ¿Estimular a los polkos, quintacolumnista o caballos de Troya quienes a lo largo de la historia siempre están listos para arrodillarse y colaboran con el invasor?.

Han logrado todo lo contrario, que cobremos conciencia de la necesidad imperiosa de nuestra unidad, y defensa de la soberanía ante las asechanzas externas.

Una orden ejecutiva dispuso militarizar y vigilar la frontera sur de los Estados Unidos, el propósito fue de “combatir la inmigración ilegal “como si no hubiese normas y reglas que establece el derecho internacional, a fin de resolver las controversias civilizadamente, evitando la amenaza, el uso de la fuerza unilateralmente, la cooperación internacional. La noticia causó una profunda preocupación y alarma en México, naturalmente el gobierno, el congreso y los candidatos en campaña ante el actual proceso electoral, se pronunciaron exigiendo con toda razón respeto, a la dignidad y a nuestra soberanía.

El Presidente de la República Enrique Peña Nieto, habló fuerte, con gran altura dirigiéndose al pueblo, con una posición digna de encomio, con voz templada, y certera visión tomó las banderas y principios de la dignidad de México, despertó los adormilados y confusos sentimientos nacionales, principios y normas para una convivencia internacional civilizada fundada en la razón, no en la amenaza, tomó el guante lanzado y la diatriba en contra de nuestro país, que nos lastimo profundamente a todos los mexicanos, tocando los más sagrados valores en tanto, Pueblo, Estado y Nación: es decir la dignidad y soberanía.

No se confundan México no se asusta con escupitajos al cielo, que fue un balazo en su propio pie. Como mexicanos no podemos pasar por alto, como miembros de una sociedad amante de la paz que hemos aprendido de la historia, exijamos se desagravie al pueblo, al orden constitucional y a las instituciones, venga de quien venga el insulto. Expreso como ciudadano que no pertenece ni quiere pertenecer a ningún partido político, mi más sincera felicitación al Presidente de la República, por su enorme visión de no callar, no contestar un insulto con otro insulto, por evocar la grandeza y fuerza de nuestra nación, orgullosa de su pasado histórico, luchador de la paz.

El Senado de la República alto órgano representante del pacto federal exigió se nos respete como nación, para enfrentar retos comunes y alcanzar acuerdos, basados en el respeto mutuo y la responsabilidad compartida.

Por primera vez en la historia, los candidatos en pos de la Presidencia de la República hicieron un alto en el camino, con especial madurez política expresaron la defensa de nuestras libertades, clamando un sentimiento de unidad.

Señores: México no se arrodilla ante nadie, es una República Soberana, no es súbdito ni quiere ser esclavo jamás, consciente de su autodeterminación y soberanía, prefiere morir de pie que de rodillas.

¿Hasta cuándo?; ¿Hasta cuándo seguirán abusando de nuestra paciencia? ¿Por cuánto tiempo seguiremos siendo juguete de su insensatez y arrebatos de codicia? No olvidamos viejas rencillas, porque en realidad no han terminado, solo han cambiado de forma. En el pasado fue la codicia territorial, hoy son cuestiones de inmigración, narcotráfico, privilegios comerciales y una ofensiva avasallante de medios masivos de comunicación. Hoy como en el siglo XIX se nos amenaza y humilla, no olviden que México es una República soberana templada a golpes como el acero.

Pregunta obligada, y que conste que es pregunta: ¿Si los Estados Unidos de Norteamérica negocian con sus enemigos, porque no negocian con sus amigos del sur?

Director General del Centro de Estudios
Económicos y Sociales del Tercer Mundo

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