Finalmente, y después de 18 años de haber intentado acceder al cargo político más importante de la nación, Andrés Manuel López Obrador, se cruzó la banda presidencial y protestó el cargo de presidente de la República.

Desde 1982, no recuerdo un cambio de presidente con una ceremonia republicana como la que observamos el día de ayer, dentro de los cauces civilizados de una democracia representativa y plural. Qué buen precedente para el futuro, ya que gane quien gane en 2024, los partidos que hoy son oposición o los que son gobierno, deben de mantener el mismo comportamiento civilizado que exige la República para formalizar el cambio pacífico, ordenado y democrático del poder público.

Después del juramento viene lo que es considerado para muchos ex presidentes, como el discurso más importante de sus vidas públicas, ya que se presenta la oportunidad para trazar las principales acciones, reformas y programas que habrán de impulsar a lo largo de su administración. En esta ocasión, que el mensaje del presidente López Obrador fue múltiple, en distintos tiempos y para diferentes audiencias.

Fueron mensajes de forma y fondo, que nos anticipa una nueva forma de gobernar y de entender el ejercicio del poder. Claramente buscó diferenciar un antes y un después, con formas, expresiones, prosa y personalidades opuestas, entre el presidente saliente y el entrante.

El primer mensaje se dio una hora antes de protestar su nueva responsabilidad presidencial, al abrir para todo el público, las puertas de Los Pinos, la casa que fue por muchos años la morada y oficinas de los presidentes de México, el lugar que representó hasta el último día de noviembre, el poder de todo un sistema político.

¿Cuál fue el mensaje? Creo que al menos hay dos interpretaciones. En primer lugar, que se cierra un sistema con todo y edificio.

Una segunda interpretación es que permite visibilizar la forma en la que vivían en el régimen pasado, con todo y sus excesos. Algo similar a lo que pasó en las Tullerías y Versalles antes de que explotara la revolución francesa. Mientras unos mueren de hambre y están con grandes carencias, los otros, los privilegiados viven con opulencia y frivolidad, por ello convoca a rehacer un sistema.

El segundo mensaje, lo dio a la hora de protestar el cargo, cuando sutilmente agregó a la frase, “y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de presidente de la República que el pueblo me ha conferido democráticamente” Al agregar democráticamente, se entiende que tal vez otros presidentes, protestaron el cargo, pero no fueron electos por las reglas de la democracia, o al menos no por la regla de la mayoría, de la imparcialidad o de la libertad de voto ciudadano.

Como haya sido, en su discurso ante el Congreso, ante la clase política, también ofreció diversas propuestas con las que piensa gobernar e impulsar lo que el presidente considera la que puede ser la cuarta transformación del país. Una nueva etapa en la que señala a la economía de mercado como la gran causante de los problemas que tenemos, entre ellos la inseguridad, la corrupción, la impunidad y la injusticia.

No estoy muy seguro si un modelo económico es el que puede ser el causante único de los grandes males de la nación, tal vez, se debe a otros factores, como puede ser un mal arreglo institucional que no hace funcional al aparato del gobierno, para que éste sea más eficaz en el cumplimiento de sus responsabilidades.

Dentro de lo ofrecido, creo que nadie puede estar en contra de tener gobiernos más austeros y honestos, que combatan el despilfarro, la corrupción y la impunidad a fondo. Si tan sólo este ofrecimiento se cumple dentro de 6 años, AMLO tendrá un lugar en la historia de los grandes próceres.

Ante esta nueva expectativa, creo que podemos y debemos dar el beneficio de la duda.

Académico en la UNAM. @Jorge_IslasLo

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