El último cuatrimestre de este año ha sido particularmente difícil para los mexicanos. Han influido en esta situación, la incertidumbre financiera provocada principalmente por factores externos, los efectos de fenómenos naturales que impactaron varias regiones, además del enorme dolor por la pérdida de vidas y la urgente necesidad de atender a quienes perdieron su patrimonio, producto del trabajo de muchos años. Por ello, ha sido necesario asignar a los programas de reconstrucción una cantidad importante de recursos para la reparación de daños en la Ciudad de México y en estados afectados.

En este contexto, el 9 de noviembre pasado se aprobó el Presupuesto de Egresos de la Federación para 2018. Una tarea compleja debido a la necesidad de conciliar lo urgente e importante con lo estratégico para el desarrollo nacional.

En el caso de la educación superior, los recursos aprobados ponen de manifiesto la importancia que le confieren la LXIII Legislatura de la Cámara de Diputados, así como la Secretaría de Hacienda y la Secretaría de Educación Pública, al ponderar la importante contribución que hacen las instituciones de educación superior públicas al hacerse cargo de la formación de profesionales altamente capacitados, de llevar a cabo la mayor parte de la investigación científica y tecnológica en el país, y de difundir ampliamente la cultura. Seguramente, en todo momento se tuvo presente que la inversión más redituable es la inversión en su gente, en la educación y en el desarrollo de los jóvenes.

Si bien es cierto, no se logró un incremento real en el presupuesto ordinario ya que los recursos asignados compensan el efecto inflacionario, este monto asegura la operación regular de las instituciones y la atención a sus funciones sustantivas en un momento complicado para las finanzas públicas.

Debemos reconocer también, el esfuerzo de la Cámara de Diputados al asignar 700 millones al Fondo de Apoyo para la atención a problemas estructurales de las Universidades Públicas Estatales, el cual no tenía recursos programados. Esto permitirá a las universidades continuar con las reformas a sus sistemas de pensiones para las generaciones actuales y futuras, y con ello, abatir los pasivos contingentes mediante arduas negociaciones con sus sindicatos académicos y administrativos, los cuales han mostrado un fuerte compromiso con sus universidades.

Cabe destacar que los resultados de la Evaluación Específica de Desempeño de este fondo han revelado que es una buena inversión, ya que por cada peso asignado se han generado economías derivadas de las reformas a los sistemas de pensiones por poco más de 46 pesos.

Es conveniente precisar que la fragilidad de los regímenes de pensiones y jubilaciones no es exclusiva de las universidades públicas estatales. También afecta a los sistemas de pensiones tanto públicos como privados a nivel nacional e internacional.

En el marco de su responsabilidad social, la ANUIES reitera que son parte de sus objetivos prioritarios, la ampliación de la cobertura educativa, la mejora continua de la calidad de la educación superior y el fortalecimiento de la cultura de transparencia y de rendición de cuentas.

Por ello, como cada año, en un acto público, el 6 de diciembre, todas las universidades públicas estatales por su decisión y en pleno uso de su autonomía, harán entrega de sus estados financieros auditados y de un informe de los principales logros académicos alcanzados a la Comisión de Vigilancia de la Auditoría Superior de la Federación de la Cámara de Diputados.

Secretario general ejecutivo de la ANUIES

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