La semana pasada el periodista Jorge Ramos preguntó al presidente Andrés Manuel López Obrador qué iba a hacer a corto plazo para evitar que tantas personas murieran en México. Debido a esta pregunta se dieron varias discusiones y análisis respecto a las mediciones de incidencia de homicidio doloso en el país (recomiendo el blog de Data Cívica). Sin embargo, poco se ha discutido qué se va a hacer para dar justicia a tantos mexicanos asesinados. Evidentemente, el esfuerzo tendría que verse traducido en un menor número de homicidios, sin embargo, si no se analiza lo que hacen las distintas instituciones de justicia en el país para investigar y sancionar los asesinatos que ya se cometieron, se sigue mandando la señal de que es muy fácil matar en México y que es poco probable que algo pase.

Uno de los problemas con la medición de la impunidad en México tiene que ver con la elevada cifra negra que existe, es decir, con los delitos que no se denuncian y sobre los cuales no podemos tener certeza que ocurrieron y de cuánto aumentan el número de delitos que quedan impunes. Por ello, algunas veces se utiliza el número de homicidios dolosos como ejemplo para hablar del nivel de impunidad en un país. Esto se hace por varios motivos. Primero, porque se asume que al tener registro de un cuerpo la cifra negra respecto al homicidio es menor que para otros crímenes. Y segundo, como es un delito que afecta considerablemente a la sociedad, se esperaría que se utilizara todo el esfuerzo de las instituciones de seguridad pública, de procuración e impartición de justicia en encontrar y sancionar a los responsables. Sin embargo, el gran problema de medir la impunidad de homicidios dolosos en nuestro país tiene que ver también con la cifra negra: debido a la enorme cantidad de personas que se reportan como desaparecidas, que no se investigan como homicidios dolosos, y al elevado número de fosas clandestinas en las que se encuentran restos que no son inmediatamente investigados como homicidios dolosos.

Si uno desea medir la incidencia de homicidios dolosos en el país, puede recurrir al Secretariado Ejecutivo o al Inegi. Sin embargo, si uno desea medir el nivel de impunidad respecto a este delito, se tiene que tener acceso al número de sentencias condenatorias que se tienen para los homicidios dolosos en un determinado tiempo. Aquí la cosa se complica un poco ya que se requiere diferenciar entre sentencias condenatorias y absolutorias para homicidios dolosos y para homicidios culposos o no intencionales. Para hacer esto se puede acudir a los microdatos del Censo de Impartición de Justicia del INEGI o hacer solicitudes de acceso a cada instancia judicial del país para preguntar cuántas sentencias condenatorias se tienen por homicidio doloso en un determinado periodo.

Analizando las cifras de incidencia de homicidio doloso comparadas con las sentencias condenatorias para este delito (me baso en el estudio de Zepeda y Jiménez, Impunidad en homicidio doloso 2018), observamos que aquí la impunidad ha aumentado considerablemente. La tendencia de sanción de homicidios dolosos a nivel nacional parece haberse mantenido estable de 2002 a 2012 y verse a la baja en los últimos años. Es decir, que sin importar si en el país se cometían 10,253 homicidios dolosos (en el 2007) o 22,852 (en el 2011), se reportaban aproximadamente 4,500 sentencias condenatorias por año. Lo cual nos indicaba que más que medir la impunidad para homicidio, mediamos la incidencia, ya que parecía ser irrelevante el número de sanciones cuando lo que determinaba la impunidad era el número de homicidios. Sin embargo, del 2013 al 2017 percibimos un aumento considerable de la incidencia en homicidios dolosos acompañado de una disminución de sentencias condenatorias para esos delitos. Aquí es importante mencionar que no podemos tener acceso a datos confiables para las sanciones en los 32 estados de forma periódica y sin tanto rezago en el tiempo. Los microdatos sobre sentencias condenatorias del INEGI parecen tener vacíos en su información y un considerable rezago y las solicitudes de acceso a los estados, también.

Es una situación de varios sexenios y gobiernos de distintos partidos políticos. Combatir la incidencia delictiva en el país tiene que ir más allá de los esfuerzos sancionatorios y tiene que hacerse un gran esfuerzo por prevenir que estos delitos ocurran. Sin embargo, para los homicidios dolosos que ya ocurrieron, no hay confusión respecto a las cifras. Muchos quedan impunes e invisibles y esto tiene que revertirse.

Directora Ejecutiva de Impunidad Cero

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