El arquitecto español Vicente Guallart diseñará las ciudades del futuro en el innovador laboratorio universitario de urbanística Shújov Lab, inaugurado el pasado mes de diciembre en Moscú.

"El enfoque del laboratorio, integrado en la Escuela Superior de Economía de Moscú, es trabajar sobre el proyecto desde una visión transversal, con elementos no sólo urbanísticos, sino también sociales, económicos y tecnológicos", explicó Guallart.

El arquitecto presentó, en el edificio que cobijará el centro docente, el máster "Ciudad y tecnologías" que se impartirá en inglés a partir del próximo curso académico, y que contará con participación del Instituto de Arquitectura Avanzada de Cataluña (IAAC), profesionales y prestigiosas universidades de todo el mundo.

Pese al título del máster, que parece vincular el futuro de la urbanística con la incorporación de las tecnologías al tejido de las ciudades, el arquitecto español prefiere hablar de los grandes retos que afronta su disciplina.

Las desigualdades sociales, la autosuficiencia energética o la movilidad urbana "son los grandes retos que requieren adoptar iniciativas y formar expertos capaces de abordarlas", subrayó Guallart, cofundador y primer director del IAAC.

"Este proyecto no va de tecnologías. Lo que queremos es que las comodidades del centro de las ciudades lleguen hasta sus periferias, que los vehículos salgan de las calles, que los edificios sean autosuficientes en la producción de energía", dijo.

Moscú es para Guallart un excelente escenario para poner en práctica algunas de sus ideas, "una ciudad periférica", al menos con respecto a las principales capitales europeas, "que está en plena transformación" y en la que trabaja "una gran generación de técnicos y expertos" capaz de impulsar el cambio que exigen estos tiempos.

"Es una de las ciudades con más talento científico del mundo y me gusta trabajar al lado de gente talentosa. Además, Moscú tiene una gran tradición de arquitectura moderna vanguardista y también una gran tradición tecnológica. Mandaron al primer hombre al espacio y esto es algo que pasa de padres a hijos", aseguró Guallart, quien fue durante 10 años arquitecto jefe del Ayuntamiento de Barcelona.

Uno de los grandes retos actuales de la capital rusa es la movilidad, toda vez que es una urbe con millones de vehículos, en permanente atasco, entre otras, cosas porque su red viaria y el transporte público fue desarrollada a mediados del siglo pasado, cuando el coche era un lujo en la entonces Unión Soviética.

"En Moscú se está construyendo una red de carriles bici que funciona sobre todo en verano. Creo que hay que desarrollar además una red de autobuses más racional y, básicamente, impulsar el uso del vehículo compartido" por encima del privado, con implantación de sistemas como Uber, apuntó Guallart.

Shújov Lab es un espacio dotado de las tecnologías más innovadoras en el ámbito del urbanismo: impresoras 3D, fresadoras digitales, cortadoras láser.

Todas las máquinas herramientas e instrumentos se encuentran en el mismo laboratorio, ubicado en un bajo con enormes ventanales de cristal que los responsables del centro no piensan esconder tras las cortinas, de forma que los transeúntes que paseen por el centro de Moscú puedan ver sus proyectos.

El laboratorio lleva el nombre del insigne ingeniero de las vanguardias ruso-soviéticas Vladímir Shújov, que trabajó durante tres décadas en el edificio donde se ha ubicado el centro docente, a poco más de un kilómetro de Kremlin.

Entre las históricas paredes que resguardan actualmente la sede principal de la Escuela Superior de Economía, se desempeñaron entre finales del siglo XIX y comienzos del XX los mejores ingenieros rusos de la época.

Shújov, al que los rusos recuerdan sobre todo por ser el autor de la primera torre de televisión del país, construida entre 1920 y 1922 en un principio para retransmisiones radiofónicas, creó muchos de sus ingenios entre las paredes del laboratorio que hoy lleva su nombre.

(SCHSC)

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