La respuesta que el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, recibió de los sectores más representativos del pueblo de México fueron contundentes. Y no solo por parte de aquellos que, de forma tradicional, están vinculados con el quehacer o la vida pública, lo que conocemos como sector público; tal vez lo más inusual fue que, por primera vez, líderes de culto hicieron uso de la voz en un evento tan significativo como el del sábado en Tijuana, Baja California, en donde se refrendó la unidad y soberanía nacional.

Bajo este formato se dejó ver el liderazgo de un presidente que acrecienta y fortalece su popularidad, con su conocida habilidad para enfrentar situaciones como el conflicto que vivió nuestro país con el vecino de Norteamérica, ante la amenaza de imponer aranceles a los productos mexicanos. Andrés Manuel López Obrador afrontó este conflicto de forma exacta, como dijera el clásico: “tacto suave, pero mano firme”.

El canciller Marcelo Ebrard logró dar a este difícil proceso para México un matiz de éxito, aunque de forma prudente; y que, sin duda, lo colocó ante la opinión pública como un negociador exitoso. Hoy el canciller Ebrard se posiciona y se le reconoce por su operación política; el liderazgo de Ebrard se fortaleció en las circunstancias adversas presentadas y le permite tener una reconocida autoridad entre propios y extraños.

No obstante lo anterior, es elemental observar que el presidente Donald Trump jugó con una estrategia que le permitió obtener dividendos para su país. Prácticamente logró sus objetivos y formalizó lo que nuestro país venía haciendo de forma discreta: contener la migración de hermanos centroamericanos hacia EU, que atraviesan nuestras fronteras, y que todos aquellos que hayan realizado en EU un trámite para solicitar su estadía, esperen la respuesta atrás de la frontera, es decir en México.

Es comprensible entender que tendrán que realizarse acciones direccionadas a atender el conflicto, en el orden social, que se habrá de generar con la presencia de los miles de migrantes que hoy se encuentran a lo largo y ancho de la república mexicana y que, seguramente, muchos de ellos pronto estarán en la frontera norte.

Trump jugó de manera magistral sus cartas y seguramente lo sucedido le generará popularidad necesaria para garantizarse el triunfo en la elección de noviembre de 2020. Es de destacar que, dadas las circunstancias, los representantes del gobierno federal negociaron nada más y nada menos que con el hombre más poderoso del mundo, por lo que de los males el menor.
De refilón. El coordinador de la bancada mayoritaria en la Cámara de Diputados, Mario Delgado, también jugó un rol protagónico en el conflicto. Tuvo la capacidad de generar condiciones de diálogo y operación con sus contrapartes en el Congreso estadounidense. El coordinador de la bancada de Morena se consolida, cada vez, como un operador eficiente del Presidente de la República.

Diputado federal

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