Ante la violencia que vivimos en el país -la tasa de homicidios dolosos sigue aumentando pese a haber alcanzado su máximo histórico en 2017-, las actuales autoridades parecen haber claudicado frente al reto, mientras que varios representantes del gobierno electo mandan señales contradictorias acerca de la estrategia que habrán de implementar para mitigar la violencia.

La conformación de una Guardia Nacional y la centralización de la seguridad, son algunos ejemplos de políticas públicas de gran relevancia, que hasta que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador no inicie, difícilmente podremos esclarecer.

La mayor parte de los planteamientos no son nuevos, los hemos escuchado o leído en la última década, algunos han sido parcialmente implementados y otros dejados a un lado por la oposición de quien hoy los propone.

El último ejemplo es el planteado directamente por el presidente electo: crecer las fuerzas federales de seguridad en 50 mil efectivos. Una propuesta vieja que ha sido mencionada desde hace dos sexenios y que contradice los dichos sobre la ausencia de una razón del tamaño del ejército y la marina, cuestión potencialmente peligrosa por lo que representa la militarización de la seguridad y que exhibe un desconocimiento de los retos que implica crecer las fuerzas policiales.

En el sexenio de Felipe Calderón, el entonces secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, planteó un proyecto sumamente ambicioso, pasar de menos de cinco mil efectivos de Policía Federal (PF) hasta los 100 mil en 10 años.

Al final del sexenio de Calderón, la PF ya contaba con aproximadamente 38 mil efectivos, el modelo preveía que en la actual administración habría que duplicar su tamaño. Sin embargo, el presidente Enrique Peña Nieto entregará una PF más o menos del mismo tamaño que la recibió.

El crecimiento de las fuerzas civiles de seguridad es y ha sido un reto titánico, por un lado, se ofrece un trabajo peligroso con condiciones laborales -cuanto menos difíciles-, para el cual se requiere un perfil específico, edad, estatura, peso, educación media superior, y donde quienes lo cumplen, rara vez pasan los controles de confianza.

Por otro lado, formar fuerzas policiales requiere antes que nada de tiempo, luego de infraestructura -academias, aulas, stands de tiro, armas, patrullas, equipamiento- y personal dedicado a efectuar los controles de confianza, capacitar, evaluar y supervisar, es decir, formar fuerzas civiles requiere de tiempo y mucho dinero.

Si las fuerzas policiales no han crecido, no es por falta de convocatorias, sino por la dificultad que implica la selección, el reclutamiento y la formación.

¿Requerimos crecer a la PF? Indudablemente, la PF sigue siendo la institución policial más consolidada del país, pero con un despliegue territorial insuficiente.

¿Requerimos crecer los aproximadamente 300 mil soldados y marinos? En palabras del mismo presidente electo, no, ya que “…el Ejército, la Marina, la Policía Federal y Policías Ministeriales tienen muchos elementos, vamos a organizar toda esa fuerza en una guardia nacional y el énfasis lo vamos a poner en garantizar la seguridad pública, no vamos a ser un país de guerra, México va a seguir siendo un país que busque la paz y la tranquilidad, no necesitamos tener un ejército para la defensa”1.

Los requisitos de ingreso a la PF se encuentran enmarcados en ley y son conditio sine qua non, dado que, aparentemente, esta política se dirige a cierto grupo de jóvenes. Es probable que la propuesta de crecer las fuerzas armadas sea en realidad una manera de eludir la dificultad de los requisitos de ingreso.

Si bien, los mexicanos debemos reconocer el sacrificio y entrega de las fuerzas armadas, es indispensable subrayar que la militarización de la seguridad ha producido efectos negativos en términos de violencia y violaciones a derechos humanos.

A menos de 50 días del inicio del nuevo gobierno, la saturación de propuestas muestra un deseo por actuar, al tiempo que genera mayor incertidumbre ¿Las autoridades entrantes conocen el reto que tienen por delante en materia de seguridad? ¿Saben con qué recursos cuentan y cómo usarlos? ¿Conocen las buenas prácticas, cómo maximizarlas y qué reorganizar o piensan que todo está mal y hay que empezar de cero?

Duplicar el tamaño de Policía Federal es un paso necesario en un momento de crisis como el que vivimos, no obstante, requiere de un plan y estrategia para lograrlo. Crecer la PF es una política pública necesaria que debe tener como objetivo mejorar la capacidad del Estado con los mejores ciudadanos para responder a la incidencia delictiva; no debe ser una política que busque subsanar la falta de oportunidades o involucramiento de ciertos jóvenes en el mundo laboral.

Si construir es difícil, destruir es mucho más fácil y el nuevo gobierno tiene pocos días para entender los riesgos de actuar sin conocer a profundidad la operación y resultados de una institución, dejar a un lado las promesas sensacionalistas y trabajar de la mano con los actores clave que han dado su vida y talento en la construcción de nuestras instituciones.

Director general del Observatorio Nacional Ciudadano
@frarivasCoL

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses