No me puedo quitar de la cabeza una imagen: representantes de la industria turística en Estados Unidos, República Dominicana, Jamaica, Puerto Rico y otros rivales de México en la arena turística, tienen las botellas de champaña enfriando, listas para ser descorchadas en cuanto el Senado (de mayoría morenista) ponga esta semana, el último clavo en el ataúd del Consejo de Promoción Turística de México –CPTM–.

Una vez más, no importa la razón, ni siquiera la realidad…

Le pregunto, directamente, al diputado morenista Luis Alegre, presidente de la Comisión de Turismo en la Cámara de Diputados… ¿Qué parte de 9% del PIB que aporta el turismo a la economía nacional no quieren entender ni él ni sus colegas parlamentarios (es un decir, porque de parlamentar… bastante poco… o acaso se acercaron con los organismos empresariales para consensuar la decisión, o promovieron foros con la participación de la sociedad civil para el mismo efecto)? ¿Qué parte de los 4 millones de empleos que genera el turismo no se entiende? ¿Qué parte de los más de 11 mil millones de dólares de superávit en la balanza turística —que contrasta con el crónico déficit de la balanza comercial—, se quiere ignorar? ¿Qué parte de las más de 465 mil microempresas turísticas con menos de 10 empleados —seguramente los ‘fifís’ de esta historia— creen que va a sustituir la anulación de la inversión pública en promoción? ¿De verdad creen que golpeando al turismo ayudan a combatir la pobreza y la inequidad?

¿Cómo es posible que en la incipiente práctica democrática del país se rompa un acuerdo de Estado, alcanzado hace 20 años? La inexplicable ignorancia (también es un decir) de quien redactó la iniciativa legislativa respectiva y de quienes la aprueban pretende justificar la decisión hablando de la duplicidad de las dependencias que realizan tareas de promoción turística, lo que además de ser absolutamente falso, sería ilegal. Pero, la mayor muestra de mezquindad política de la citada iniciativa legislativa consiste en omitir el antecedente de la creación del CPTM: un acuerdo de gobierno y empresarios que se fraguó desde 1998 y se tradujo en una votación en abril de 1999 en la que este organismo fue aprobado no sólo por mayoría, sino por unanimidad de los 417 votos registrados.

¿Por qué queremos olvidar que en aquel entonces, las distintas fuerzas políticas ante la necesidad de contar con recursos públicos para la promoción turística que aseguraran la posición competitiva del sector en el ámbito internacional y nacional, crearon una fuente de financiamiento que no gravitaba en el bolsillo del contribuyente y decidieron constituir un organismo de naturaleza mixta que realizara con dichos recursos económicos, las tareas de difusión de los atractivos turísticos del país de manera profesional? Por cierto, en las fuerzas políticas que intervinieron en la construcción del acuerdo, participaban los legisladores del PRD, partido que en ese entonces era encabezado por el actual presidente de la República.

Es muy importante señalar que la visibilidad de la desaparición del CPTM puede desviar la atención de lo que es verdaderamente importante en este contexto: la cancelación del uso de 80% del Derecho de No Inmigrante —DNI— que pagan los visitantes internacionales que ingresan al país en condición de turistas y que asciende a una cifra cercana a los 5 mil millones de pesos, para la promoción turística.

Se ha dicho que el CPTM era un barril sin fondo y que los recursos se desviaban para fines distintos al pago del esfuerzo de promoción turística; si es así, se deben hacer las denuncias correspondientes y perseguir los posibles actos de corrupción; también se puede evaluar si hay mejores figuras organizacionales para realizar este tipo de tareas… pero es muy difícil sostener que los recursos de la promoción turística no fueron rentables. Una estimación conservadora es que entre 2013 y 2018 se ejercieron en la promoción internacional entre 600 y 800 millones de dólares del CPTM y, a cambio, el país captó más de 110 mil millones de dólares por divisas turísticas.

Ningún país relevante en el concierto turístico mundial no invierte en promoción turística. Estados Unidos dejó de hacerlo en la época del presidente Clinton y la realidad obligó al presidente Obama a fondear con recursos públicos a Brand USA —el equivalente del CPTM— para estas tareas con un argumento simple en el periodo de la Gran Recesión: el turismo era relevante para la mayor economía del mundo… porque generaba empleos.

Seguro México habrá de arrepentirse más pronto que tarde de esta inconveniente medida legislativa.

Twitter: @fcomadrid

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