Con veladoras en mano y cartulinas en la que se exige se esclarezca el asesinato del periodista Luciano Rivera cometido el pasado 31 de julio en La Antigua Bar, en Playas de Rosarito, un grupo de periodistas y fotógrafos realizaron la tarde de ayer una vigilia.

Durante la manifestación, los comunicadores de Tijuana y Playas de Rosarito marcharon desde el lugar donde se registró la tragedia, ubicado sobre el bulevar Benito Juárez, hasta el canal local CNR, centro de trabajo del comunicador. Ahí, colocaron fotografías del comunicador asesinado y veladoras.

Los integrantes del gremio hicieron un llamado a autoridades estatales, minicipales y de derechos humanos para se investigue este hecho.

“Exigimos no desestimar dentro de los posibles móviles del crimen el trabajo periodístico de Luciano, sobre todo el expuesto en las tres recientes ediciones de la revista que dirigió hasta su muerte, Dictamen BC, en las que abordó temas relacionados con el crimen organizado y con un gremio transportista investigado por actividades criminales”, señalaron.

“Los periodistas de Baja California nos sentimos agraviados por la forma en que la Procuraduría General de Justicia del Estado y autoridades municipales han desarrollado la investigación del homicidio de nuestro compañero periodista Luciano Rivera”, señalaron en un comunicado leído afuera de las instalaciones de CNR.

“Los reporteros firmantes demandamos que la FEADLE, de la Procuraduría General de la República (PGR), atraiga la investigación de este homicidio e identifique a los responsables, los vínculos entre ellos y los móviles detrás de este crimen”.

Acusan nueva agresión. La Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión, (FEADLE) investiga las agresiones en Baja California, cometidas hacia el periodista Ramón Hurtado por elementos de seguridad privada, tras documentar un robo. El fotoperiodista, de 48 años, narró que dos sujetos de seguridad privada se molestaron porque realizaba la cobertura periodística de un operativo de la policía municipal. Ambos guardias, tras estar en poder de su cámara fotográfica le borraron varias imágenes, se apoderaron del equipo y le tiraron su teléfono celular. El equipo fue devuelto posteriormente.

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