Un grupo de 16 personas, integrantes de la comunidad lésbico-gay, de Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y México se entregaron a autoridades de Estados Unidos por la garita Dennis DeConcini, de Nogales, donde solicitaron asilo político por la violencia que viven en sus países.

Desde las 11:00 horas permanecieron en el lugar y minutos después de mediodía lograron cruzar para quedar a disposición de las autoridades norteamericanas, por lo cual se inició el proceso para la aprobación o rechazo de su petición.

Los miembros de Diversidad sin Fronteras cruzaron la puerta internacional a las 12: 20 horas de ayer, con el respaldo de abogados y de organizaciones aliadas a la causa: Mariposas Sin Fronteras, Transgender Law Center, Family Trans Queer Liberation, IMUMI (Institute for Women in Migration), Kino Border Initiative, entre otras.

“Estamos escapando de persecución por nuestra identidad de género y sexualidad, buscamos protección y seguridad”, expresaron. Luego de entregarse a las autoridades migratorias hicieron una invitación al público en general a unirse a la lucha por la dignidad trans-gay migrante “para que nos dejen salir bajo palabra”.

Irving Mondragón, cofundador de Diversidad Sin Fronteras, dijo a EL UNIVERSAL que en este hecho sin precedente “ellas se presentaron ante Migración para solicitar la igualdad y seguridad que no lograron en México”.

Kimberly, de 22 años, originaria de Honduras expresó: “Venimos huyendo de nuestros países porque no nos aceptan por ser trans, los golpes empiezan desde nuestra familias, nos corren de nuestros hogares, muchas hemos sido violadas por pandilleros, y policías”.

Nakay Flotte comentó que viajaron hasta Nogales para pedir a las autoridades de Estados Unidos que las reciban porque la comunidad lésbico gay está buscando seguridad y protección que en sus países no tienen.

“Tenemos derecho a ser libres, venimos obligadas a pedir protección, se trata de mucha discriminación, somos un grupo vulnerable que pide al gobierno los deje entrar”.

“Estamos escapando de persecución por nuestra identidad de género y sexualidad, y buscamos protección y seguridad, reiteró. Somos personas que tenemos sentimientos, el temor de todas nosotras es que seamos regresadas a nuestro país de origen, y si eso pasa, es mejor que nos regresen en un ataúd, porque ya nos están esperando para matarnos”, afirmó otra activista.

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