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Los delitos sexuales en Coahuila van en aumento, de enero a junio de este año se habían denunciado 137 agresiones sexuales, 24.5% más que en en el mismo periodo de 2016, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).

Los 238 expedientes de 2016 habían presentado un incremento de 126.6% a comparación con 2015, cuando se registraron 105. Mientras tanto, la cifra sigue elevándose. En este año, marzo y junio superaron las 30 quejas, algo que no sucedía desde 2013.

Adriana Romo, integrante de la Red de Mujeres de La Laguna, consideró que el incremento de estos crímenes tiene que ver con el contexto de la violencia feminicida, que crea las condiciones que pueden derivar en feminicidios. “Muchas veces un delito sexual es el preludio para un feminicidio. Muchas mujeres que mueren por feminicidio se comprueba que han sido víctimas de violencia sexual. Este tipo de delitos pueden suceder en la vía pública al interior de casas o escuelas”.

Para Romo, este tipo de delitos suceden porque quienes los cometen sienten y creen que pueden hacerlo, pues la mayoría quedan impunes. Declaró que los crímenes sexuales muchas veces no abarcan medidas preventivas, tampoco de atención ni de sanción.

De 2013 a junio de 2017 suman 858 denuncias por delitos sexuales. Según datos de la Procuraduría General de Justicia (PGJ), obtenidos a través de una solicitud de información, hubo 230 sentencias por violación de 2013 hasta mediados de 2016.

Jesús Jasso Fraire, delegado de la PGJ en la región Laguna, dijo que el delito sexual se centra en gran medida al interior de las familia; sin embargo, afirma que las cifras están dentro “de los parámetros normales”.

El funcionario refirió que las víctimas son en promedio jóvenes entre los 17 y 30 años. “Se trata de mujeres que presentan un grado mayor de exposición. No se trata de que haya lugares despoblados o parajes solitarios que identifiquemos, pues el perfil del violador apunta que aprovecha la vulnerabilidad de la mujer”, explicó.

Adriana Romo opinó que los gobiernos tienen la facultad y deben promover campañas preventivas, de vigilancia ciudadana, de capacitación ciudadana y centros de prevención. “No han entendido la gobernanza como un consenso, participación y ayuda de la participación civil”, puntualizó.

Cifra negra. Romo señaló que los delitos sexuales suelen esconder una cifra negra “que seguramente es muy alta, sobre todo cuando las víctimas son niños”. De 2013 a septiembre de 2016 se habían denunciado 220 delitos de violación o abuso contra menores, según registros de la PGJE.

“Los niños, niñas y adolescentes no tienen la facultad de hablar por ellos. Muchos de esos delitos suceden al interior de las familias y no lo denuncian. Parte de la familia se vuelve cómplice. Es una cuestión cultural malentendida de salvaguardar la supuesta estabilidad familiar”, detalló.

Mariana Nava, trabajadora social de la Unidad de Atención a Víctimas de la PGJE, admitió que los delitos sexuales muchas veces no son denunciados por vergüenza o porque las víctimas se sienten culpables.

Carga. Abigail Mendoza, sicóloga integrante de la Unidad de Atención a Víctimas de la PGJE, aseguró que el principal trabajo con las víctimas es el estigma que priva en ellas y de las familias. “Viene la devaluación en las mujeres, ya no valgo, ya no soy virgen y perdí valor. Se tiene que trabajar en cuestiones de autoestima”.

Mendoza refirió que es necesario un enfoque de atención integral que involucre a la familia de la víctima, porque son víctimas indirectas. Mariana Nava consideró que la sociedad no tiene una perspectiva de género, puesto que persisten pensamientos que justifican la violencia sexual como: “Abusaron de ella porque traía minifalda”.

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