Pobladores de la ranchería La Azucena del municipio de Cárdenas, Tabasco, quemaron dos patrullas de la Fiscalía General del Estado (FGE) y mantienen retenidos a dos supuestos delincuentes a quienes acusan de la agresión en contra de Fidel de Dios Córdoba, quien luego de permanecer cerca de ocho días hospitalizado falleció este domingo.

De acuerdo a las versiones de los vecinos, la semana pasada fue agredido con arma de fuego Fidel de Dios, quien como resultado del ataque estuvo luchando por su vida varios días. Durante todo este tiempo las autoridades municipales y estatales no detuvieron a los agresores, razón por la que habitantes de La Azucena decidieron tomar la justicia por su propia mano.

Hasta el bar donde laboran los presuntos culpables se trasladaron los pobladores. Una vez ahí los sacaron y los llevaron la parque central donde amenazaban con lincharlos, por lo que elementos de la FGE implementaron un operativo para rescatarlos, pero ante la molestia popular nada pudieron hacer y, por el contrario, también fueron retenidos. Las camionetas en las que viajaban fueron incendiadas por los mismos inconformes.

Fue hasta la noche del pasado lunes cuando llegaron hasta la comunidad elementos del Ejército, 10 camionetas de la policía ministerial, cinco patrullas estatales y tres municipales para negociar y rescatar a los retenidos, logrando que los pobladores les entregaran a los delincuentes y a los policías.

Como condición para liberar a los retenidos, los habitantes pidieron que las fuerzas del orden acudieran a la ranchería Las Aldeas, donde supuestamente viven sus cómplices, pero los elementos de las diferentes corporaciones se negaron hacerlo, lo que origino de nueva cuenta el enojo de ciudadanos y de inmediato volvieron a tomar cautivos a los dos sujetos acusados de pertenecer a una banda. Al final sólo pudieron rescatar a sus compañeros de la fiscalía general. Las horas transcurren y los pobladores amenazan que si no se presenta el titular de la FGE, Fernando Valenzuela, u otra autoridad de alto rango van a quitarles la vida a Juan y Julián “N”, quienes permanecen en una celda de la delegación municipal, en tanto que pobladores amagan con quemarlos vivos.

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