Un video subido a sus redes sociales lo exhibe alegre, departiendo en el bar Villa Carranza, en San Juan Teotihuacan, Estado de México, una noche de octubre de 2016. Dos jóvenes que lo invitaron a la fiesta intentan ocultar sus rostros cuando Tona, de 21 años, dirige su celular hacia ellos.

Esa fue la última vez que supieron de Fabián Tonatiuh Tlalapango Flores; tres días después la familia recibió una llamada para exigirles tres millones de pesos por su liberación. Tona estudiaba el séptimo semestre en ingeniería.

El caso se ocultó durante meses porque la madre de Tona es jueza familiar del Tribunal Superior de Justicia, también porque así lo pidió la Unidad Especializada en Combate al Secuestro.

Fabián Tlapanco, padre del joven, dice que siguió las instrucciones de las autoridades, pero decidió hablar ante la opinión pública luego de que detuvieron a tres presuntos responsables y los agentes dijeron que “los detenidos no querían declarar más”.

Más adelante confirmó que los imputados eran trabajadores en activo del Poder Judicial y del Tribunal Unitario de Justicia para Adolescentes (TUJA): Alfredo, El Coco, fungió como oficial judicial adscrito a los Tribunales de Juicios Orales; Jonathan, El Bam Bam, laboraba en el TUJA, y Víctor Jaime, La Negra, presuntamente era auxiliar de una agencia del Ministerio Público.

“El secuestro no fue casual, lo planearon todo desde el seno del Tribunal Superior de Justicia. Lamento que el sistema de justicia penal adversaria resulte insuficiente para obligar a los detenidos a revelar el paradero de mi hijo. Ellos conocen el sistema de justicia y se amparan diciendo que no pueden obligarlos a declarar”, dice Fabián.

Cuenta que luego de la petición de los tres millones de pesos, exigió la prueba de vida, pero nunca se la dieron, por eso decidieron denunciar.

Los plagiarios le decían al padre de la víctima que a Tona lo movían constantemente a varios estados, pero el 2 de diciembre agentes de la Unidad Especializada en Combate al Secuestro (UECS) detuvieron a tres presuntos responsables y ahí se terminaron las llamadas y las peticiones de rescate.

Por eso Fabián emprendió la campaña Buscando a Tona, colocó 10 espectaculares en unidades del transporte público. El lunes aprovechó el desfile del Día del Trabajo para llamar la atención sobre el caso de su hijo, quien cumplió 22 años en enero pasado.

A casi siete meses de su desaparición desconocen el avance de la investigación, aunque hace unos días les informaron que habían hallado un cuerpo que podría corresponder a Tona; decidieron esperar los resultados del ADN.

Fabián pide que la PGR atraiga el caso porque, dijo, existen elementos para suponer tráfico de influencias al interior del tribunal y de la fiscalía.

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