Cuando se tiene definido el punto donde se quiere llegar, el camino comienza a disfrutarse. Eso lo saben bien Laura Diana y Celia Alizet García Santiago, dos chicas de 16 y 15 años de edad, que se han propuesto traer del pasado una formula musical: los duetos entre hermanas.

Laura y Alis desde hace dos años forman el dueto Las Hermanas García, con el que están cumpliendo el sueño de ser cantantes y, además, están revalorizando uno de los mayores aportes de su región, la Costa Chica de Guerrero: los boleros y la bohemia.

Pero ellas quieren ser cantantes y músicas profesionales. En la mira tienen la Escuela Superior de Música de Bellas Artes. Están dispuesta a dejar a sus padres, a sus amigos, la comida, el calor y la alegría de su pueblo —Ometepec— durante seis años para lograr esa meta.

Este objetivo es tal vez el más claro que tienen en su corta edad. Todo lo que les ha venido sucediendo en los últimos años, ha sido la consecuencia de su tenacidad: todas las oportunidades que se les han presentado las han aprovechado y, así están dispuestas seguir.

“Nunca tenemos nada planeado. De hecho esto que nos pasó llegó de suerte, porque nunca hemos ambicionada algo muy lejano, siempre dejamos que las cosas lleguen por añadidura, que nos sorprenda la vida”, dice Alis.

Laura y Alis tienen futuro. Su carrera musical apenas comienza y los halagos, las buenas opiniones sobre su trabajo abundan. No es para menos, cuentan con voces extraordinarias pero, sobre todo, con una voluntad gigantesca para alcanzar lo que quieren.

“Nos ha inculcado que las cosas no se hacen a medias y nosotras estamos decididas a no dejarlo a medias”.

Su esfuerzo, su tenacidad, su voluntad y su talento se certifican en 19 boleros y chilenas que conforman su primer disco, Que sepan todos.

Este disco no sólo expone sus voces, sino el talento costeño. En el se recorre la música de dos grandes compositores de la región: Álvaro Carrillo (Oaxaca) e Indalecio Ramírez (Guerrero) que han inmortalizado sus nombres con boleros que cualquier mexicano reconoce con apenas escuchar sus primeras tonadas.

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“!Tengo oído, tengo oído!”, llegó gritando Laura a su casa una tarde de hace ocho años. Nadie la entendió, pero todos soltaron la carcajada.

Después de las risas, Laura terminó la frase que minutos antes le había dicho. El profesor de música, Francisco Bracamontes Dávila, le dijo a Laura que tenía oído musical, cuando la niña de ocho años le tocó una canción que había “sacado” con su teclado.

Hasta ese momento, su papá, don Mariano García, no había tomado en serio la idea de Laura por aprender a tocar la guitarra, pero después de ese descubrimiento le compró una y la envió a tomar clases.

La inquietud de Laura por aprender surgió precisamente de ver y escuchar a don Mariano tocar la guitarra todos los día en casa. Don Mariano aprendió música de manera empírica y enfocó todo su aprendizaje en los boleros.

Desde años, don Mariano tenía un trío, pero con los conocimiento de Laura lo convirtió en un dueto: Los Bohemios. Tocaban en fiestas familiares, en festivales o en cualquier oportunidad que tuvieran.

Alis, en ese momento pensaba en ser contadora.

Sin embargo, una tarde de hace seis años, cuando Laura tocaba la guitarra en el patio, Alis la acompañó cantado. En la casa de a lado, su abuela, María Chacón y su mamá, Eugenia Santiago Chacón, la escucharon.

—Es Alis la que está cantando —dijo segura la abuela.

—No, ella no canta —respondió la mamá.

La abuela no se quedó satisfecha y fue hasta donde estaban la niñas y preguntó.

“Como si hubiera hecho algo malo, le dije que yo”, cuenta Alis y se ríe, por Alis casi siempre ríe.

Desde entonces, el dueto Los Bohemios se convirtió en el trío Los Tres García: Alis tomó la primera voz, Laura la segunda y la guitarra de acompañamiento, mientras que don Mariano la tercera y el requinto.

Los Tres García duró poco tiempo. Se desintegró cuando llegaron los productores de Corasón, Eduardo Llerenas y la inglesa Mary Farquharson, una de las fundadoras de World Circuit, una disquera que le ha producido disco a los cubanos de Buena Vista Social Club.

La idea de los productores era volver el antaño, en medio de la euforia por el Reggeton, la música electrónica y el pop. En Alis y Laura vieron la oportunidad de revivir duetos como Las Hermanas Núñez o Las Palomitas que en la década de los 70 y 80 reinaron en el escenario musical.

Entonces Los Tres García se convirtieron en Las Hermanas García.

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El proyecto Las Hermanas García, no es sólo de Alis y Laura, en el participa toda la familia García Santiago. Esta participación se puede resumir en una canción: El Campesino, una chilena que habla de la labor y el valor que tienen los hombres que se dedican a cultivar la tierra.

La canción la escribió la señora Eugenia, la musicalizó don Mariano y la cantan Alis y Laura.

Voy a cantar mi chilena / pónganme mucha atención / se la dedicó a mi gente / con todo mi corazón / yo le canto al campesino suriano trabajador / no le canto al presidente / tampoco al gobernador / en el monte el es rey / la corona su sombrero / el machete su cetro / y usa huarache de cuero.

La composición se hizo expresamente para que Alis y Laura participaran en el Festival Chilenero que se realiza año con años en Santiago Jamiltepec, en Oaxaca. Con la canción ganaron el primer lugar. Esta chilena también la tocaron en el festival Internacional Cervantino en Guanajuato.

Así como en esta canción, la colaboración de don Mariano y la señora Eugenia es fundamental para Alis y Laura.

“Los boleros música que venimos escuchando desde niñas, crecimos con esa música y con esa nos vamos a morir”, dice Alis.

Don Mariano es un indígena Ñomndaa (amuzgo), nacido en la comunidad de Cochoapa que llegó a Ometepec después de quedar huérfano de padre. Es profesor. Mientras que la señora Eugenia es un mestiza nacida en la cabecera municipal que trabaja en la radio del municipio en los controles, como productora y como conductora.

Esta mezcla está reflejada en las hijas. Laura tiene los rasgos físicos del padre, mientras que Alis de la madre.

Sin embargo, Alis y Laura son una mezcla que va más allá de lo físico. Tiene personalidades y gustos distintos. Por ejemplo, frente a las cámaras Alis tiene el control: en momentos, incluso, hasta habla por Laura.

Pero en cuanto Laura toma la guitarra todo cambia. El control lo tiene ella: marca el ritmo, el momento del inicio, el tono y hasta el final.

Entre las chicas hay diferencias incluso en la forma de ver la música. “Para mi es mejor ser lirico que estudiado. Porque siento que te meten teorías, que sí son importantes, pero creo que cuando no lo sabes lo disfrutas más, porque es algo más espontaneo”, dice Alis, mientras que Laura prefiere la técnica, tener el control de instrumento antes de dejarle algo a lo espontaneo.

A Laura le gusta ir a las fiestas a bailar, sobre todo chilenas, mientras Alis se aburre.

Donde si coinciden es en el fútbol, pero desde hace años no pueden practicarlo: o juegan y entrenan o tocan y ensañan boleros. Siempre prefieren lo último.

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—¿Han sentido que por ser mujeres les ha costado hacer algo u obtener algo?

—Bueno eso pasa, lo bueno que mi mamá y mi papá nos han hecho ver lo que valemos, y por eso creo que es menos gente la que no puede hacer menos. Y no se siente tan feo que alguien te diga tú no puedes, porque nos han enseñando a decir que siempre podemos.

—¿Alguien alguna vez les ha dicho que no pueden?

—Sí, en la secundaria, recuerdo que un maestro me dijo que yo no iba vivir de la música. Y si se puede si te lo propones y te esfuerzas.

—¿Cómo ven la situación por la que pasa Guerrero?

—Da un poco de tristeza ver que el estado está así, hay cosas malas y cosas buenas. A veces no le podemos más atención a las cosas malas que suceden en algún lugar. Por eso también el nombre del disco Que sepan todos. Que si se sepa lo que pasa con la delincuencia, pero también que sepan todos de las costumbres, de las tradiciones.

—¿En qué les ha cambiado la vida a partir del disco?

—Hemos estado muy contentas con lo que está sucediendo. A veces no lo creemos de que nos estén conociendo en otros lugares. Todavía no lo estamos asimilando.

—¿Qué le dicen, sobre todo, a las niñas de Guerrero?

—No a las niñas, ni a los niños, yo más bien le diría a los padres, que deben aprender a educar a sus hijos a no faltarle respeto a las mujeres: por lo regular se da que los papás regañan a las niñas porque se visten de una forma, cuando en realidad debería ser al revés, deben enseñarle a sus hijos (hombres) a respetar a las mujeres, porque los hombres deben aprender a respectar a la mujeres.

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