Hombres pintados por todo el cuerpo con aceite negro o pintura acrílica; una boda entre dos varones; una autoridad que avala y participa en la organización de la actividad; diablos, brujas y toda clase de seres fantásticos que pululan por las polvorientas calles, con cencerros en la cintura, y acompañados de una banda de música.

Todo ello forma parte del carnaval en San Martín Tilcajete, municipio de la región Valles Centrales de Oaxaca, que también es famoso por la elaboración de los alebrijes, figuras caprichosas de madera.

Desde las ocho de la mañana de este martes y previo al Miércoles de Ceniza en la tradición católica, decenas de jóvenes, niños y adultos participan en la tradicional fiesta, que inicia en la casa del alcalde, quien junto con el resto de las autoridades organizan cada año la comparsa.

En esta ocasión correspondió al domicilio del alcalde Carlos Méndez alojar a los más de 100 participantes, tras lo cual recorrieron las calles para acudir por la “novia”, escenificada por Enrique, y transitar a ritmo de música por varias cuadras para reunirse con el “novio”, Zuriel.

En la explanada municipal se lleva a cabo la “boda”, que es presenciada por las autoridades, y en la que un juez concreta el matrimonio, tras lo cual arranca el baile.

Mientras tanto, grupos pequeños de niños y jóvenes pintados recorren las calles, con cencerros en la cintura, para “ahuyentar” el mal y dar paso a las fiestas religiosas de la Semana Santa.

El día continúa con una comida en casa del alcalde, para todos los invitados, y por la tarde con un baile popular en el centro de la población, ubicada a unos 25 kilómetros de la capital. Así termina el periodo de la “carne”, para dar paso al recogimiento espiritual.

afcl

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