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Mérida.— Tres familias yucatecas cuyos hijos con epilepsia refractaria ya toman cannabidiol —extracto de marihuana que les ha permitido reducir las convulsiones y malestares de su enfermedad— demandaron al gobierno federal y a las universidades del país, entre académicos y científicos, incrementar sus investigaciones en torno a la planta de marihuana con fines de uso medicinal, pues aunque están conscientes de que “no es milagrosa”, consideran que tiene muchas propiedades curativas.

Incluso, se sabe que médicos especialistas e internistas están proponiendo el uso del extracto de marihuana como un medicamento alternativo no sólo para la epilepsia refractaria, sino también para pacientes que padecen diabetes.

Así, Juan Acevedo y Alejandra Cardos, padres de María Paula de siete años de edad; Ismael de la Cruz Sandoval y Silia González Amaya, padres de Yahel de cuatro años, y Francisco Peña Herrera y Lisbeth Pech Herrera, progenitores de María Alondra de 19 años, señalaron que desde hace nueve, cuatro y tres meses, respectivamente, sus hijos comenzaron a ingerir el cannabidiol y han visto diversas mejorías.

Alejandra Cardos aseguró que de las 200 convulsiones que enfrentaba por las noches su pequeña María Paula, éstas disminuyeron 80%. “Además ya es más despierta, atiende cuando se le habla y ya no tiene sueño errático e inquieto”.

En similares condiciones se expresó Ismael de la Cruz, quien afirmó que Yahel se ha vuelto más relajado y con menos convulsiones a raíz de que empezó a tomar cannabidiol.

Todos ellos dijeron que están conscientes de que dicho activo no es “milagroso”, pero están ciertos de que tiene muchas propiedades curativas. “Desde tiempo inmemorial nuestros abuelitos hablaban de la mezcla de las hojas de marihuana con alcohol para curar la reumatitis, así que deberían buscar investigar más”, exhortó Juan Acevedo.

Por su parte, Francisco Peña Herrera, padre de María Alondra de 19 años, explicó que para adquirir el medicamento, la familia debe realizar verbenas y tianguis para juntar dinero y comprar el frasco de cannabidiol que cuesta 460 dólares, aproximadamente.

Todas las familias se ven en la necesidad de realizar múltiples esfuerzos para pagar los tratamientos, debido a que éstos son costosos y se importan desde Estados Unidos, con previo permiso obtenido de la Comisión Federal para la Protección contra Riegos Sanitarios (Cofepris).

Peña Herrera consideró que el gobierno mexicano, investigadores, académicos y científicos deberían estudiar más la planta de marihuana con fines medicinales y eliminar el estigma de que se trata de una droga “para los niños, no es droga, es estrictamente con fines curativos”, indicaron.

Asimismo, las tres familias señalaron que pese a los obstáculos continuarán con este procedimiento médico por tiempo indefinido.

Los pequeños que sufren epilepsia refractaria podrían tener una mejor calidad de vida con el cannabidiol, por lo que dijeron: “Ojalá el Senado de la República y los políticos piensen en esos enfermos y procedan a aprobar el uso de la marihuana, pero con fines médicos”.

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