Santiago Matatlán.— “¡Ustedes están coludidos con los ladrones! ¡No sirven para nada! ¡Váyanse a la chingada, si no los quemamos también!”. La turba enardecida corrió a las autoridades municipales y policiacas, que tuvieron que refugiarse en las oficinas.

Frente al Palacio Municipal, los golpes en contra de un presunto ladrón no pararon. Patadas, puños, palos, binzazos, de todo recibió el hombre, de unos 40 a 45 años. “¡Yo no fui, yo no fui! ¡Les juro que iba pasando!”. Pero nadie entendió razones. En la madrugada decidieron arrastrarlo al menos cinco cuadras y en un río le prendieron fuego.

Quejas continuas. Todo comenzó hace 15 días, cuando dos presuntos rateros ingresaron a un domicilio de la localidad; no obstante, las quejas de inseguridad tienen varios meses en este municipio de cerca de 10 mil habitantes, que en su mayoría se dedica a la siembra de maguey y producción de mezcal.

Los vecinos lograron detener a dos sospechosos y los entregaron a la autoridad. Presuntamente uno de ellos fue pillado con una maleta en mano, como la hurtada, pero el Síndico Municipal consideró que no había elementos para consignarlos al Ministerio Público, les impuso una multa y los dejó libre, eso originó la furia.

Turba. El jueves por la noche en la calle El Huajal, a unas seis cuadras del palacio, dos individuos con actitud sospechosa merodeaban un domicilio supuestamente para robar, por lo cual los vecinos lanzaron la alerta.

Tras atraparlo, los pobladores lo llevaron a la explanada municipal para exigir justicia, pero ante la negativa de la autoridad decidieron hacer justicia por propia mano; al repique de campanas de la iglesia, lograron juntarse más de 500 vecinos.

Después de las 03:00 horas, sin la presencia de ninguna corporación policiaca estatal, los pobladores arrastraron a la ensangrentada víctima, hasta ahora no identificada, y lo llevaron cerca de un arroyo, al final de la calle Tierra y Libertad.

Ahí le prendieron fuego; para incrementar la pira, usaron una llanta vieja. A eso de las cuatro horas prácticamente se consumió el cuerpo. Todos volvieron a su domicilio. Nadie quiso decir nada del linchamiento.

“Se lo tenía merecido; ha habido muchos robos y nadie hace nada. Ya es justo que se les ponga un alto”, dijo la gente el viernes. “Sí, sí ha habido muchos robos, pero pues hacemos lo que podemos”, replicó el síndico Francisco Cortés en su oficina.

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