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Acapulco

Tres años y 25 días después de la promesa de arranque del Acabús, el novedoso servicio de transporte inicia operaciones en un contexto en el que el puerto es una de las ciudades más violentas del país y de América Latina, con una inversión de más de 2 mil millones de pesos que supera casi cuatro veces el recurso federal para obras públicas destinado este año, 630 millones.

El proyecto fue un anuncio de campaña Ángel Aguirre, quien en enero de 2011 ganó la gubernatura como abanderado de la alianza que formaron PRD, PT y Convergencia. Dimitió antes de concluir su mandato constitucional, luego de la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa, y dejó inconcluso el sistema colectivo con la proyección de transportar entre 100 mil y 140 mil personas por día.

Pasaron tres administraciones, Aguirre (2011-2014), Rogelio Ortega (2014-2015) y ésta, del priísta de Héctor Astudillo, para que se concretara el proyecto por el cual hubo decenas de protestas, sobre todo por el retraso, altos costos, falta de pagos a la constructora Cemex e inconformidad por concesionarios de transporte público que luego de que se formalizara el Acabús como Organismo Público Descentralizado se hicieron socios del sistema.

El proyecto iniciaría funciones en agosto de 2013, pero fue hasta el 31 de mayo de 2016 cuando empezó la circulación de los 135 vehículos con los que contará el sistema en una etapa piloto. El actual gobernador, Astudillo, tuvo que pedir una prórroga hasta este mes a Banobras para que no hubiese una multa de casi medio millón de pesos por el inicio tardío del servicio.

Fernando Donoso, asesor de Astudillo y ex secretario de Desarrollo Social, admitió que el proyecto se hizo sin planeación y justificó que si hubo retraso fue debido a las deudas a la constructora, motivo por el que tampoco se ha concluido en su totalidad el par vial Urdaneta, para que usuarios respeten el carril confinado. Calificó de “vergonzoso” que una obra de tal magnitud entrara apenas en función.

El sistema está compuesto, además de las instalaciones, por 135 vehículos de tres tipos con una capacidad de 190 a 90 pasajeros. De la totalidad, 29 son de doble remolque o articulados y circularán en un carril confinado exclusivo del Acabús en una ruta que abarca 16 kilómetros; 47 son tipo padrón, tamaño autobuses con capacidad para 90 personas y 59 camiones convencionales o urbanos con capacidad para 50, ambos modelos circularán por los carriles centrales.

La inversión del Acabús correspondió a tres partes, el gobierno de Guerrero, concesionarios que pidieron préstamos para la compra de camiones y recursos del Sistema Integrado de Transporte, y 21.5% del Fondo Nacional de Infraestructura (Fonadin).

Entre los inconvenientes durante la construcción de la obra, el 27 de noviembre de 2012, EL UNIVERSAL reveló que la delincuencia organizada pidió a Cemex Concretos, S. A de C.V., derecho de piso por 2 millones de pesos; de no entregar la cantidad, los trabajos serían obstaculizados.

Competencia positiva. Juan Mendoza Tapia, dirigente de la Coordinadora Estatal de Transportistas Independientes de Guerrero (CETIG), consideró positivo el nuevo sistema de transportes, aunque aseguró que sólo a los más de 300 concesionarios, el gobierno estatal ha informado con precisión lo que implica el Acabús.

Son más de 15 mil transportistas al día los que circulan en Acapulco, explicó Tapia. En las estimaciones de su organización hay mínimo 4 mil 500 taxistas azules con blanco que no se hicieron socios del Acabús y tendrán que mejorar sus unidades. Reconoció que no hay una cultura de circulación, pero tampoco, criticó a pesar de los más de 7 millones destinados a difusión, una comunicación efectiva.

Desconfió de la supuesta mancuerna que hay entre concesionarios y gobierno del estado “la historia es clara, ¿Qué pasó con los ruta 100 de la Ciudad de México?, los choferes siempre salimos perdieron porque entre más empresas, transportes y rutas hay, la ley de la demanda nos come”.

Eutimio Rodríguez Maganda, coordinador General de Movilidad y Transporte de Acapulco, explicó que a partir de este sábado más de 500 policías viales repartidos apoyarán con la vigilancia del Acabús, además de 150 asistentes turísticos y de movilidad.

Un total de 366 unidades obsoletas, saldrán de circulación pues reconoció que hay 650 unidades viejas, algunas circulando en Acapulco desde 1975. Calificó al Acabús como un parte aguas que apoyará en un mínimo porcentaje a los más de un millón de viajes que calculan hacen usuarios de transporte público en Acapulco. Del total de viajes sólo 25% representa a usuarios del transporte público, la cantidad de vehículos al día es difícil de medir.

Con el par vial Urdaneta, que de acuerdo a denuncias vecinales afectará a al menos 16 vialidades del centro de Acapulco, y consistirá en la construcción de una vía alterna para que el carril confinado del Acabús funcione; recorre al menos un kilómetro y medio, los automovilistas no tendrán que utilizar el carril exclusivo.

El par vial no se ha concluido y según el funcionario estará listo en quizá dos meses más: falta la colocación de señalamientos, pavimentación de tramos y colocación de semáforos. Hay tramos sobre todo en avenida Cuauhtémoc, vía principal de acceso al Acabús, que tienen apenas extensión para un carril, se necesita ampliar la vía.

Aunque la opción vial no se ha concluido , las multas a automovilistas ya iniciaron el 21 de junio y hasta el jueves iban 150 infracciones por la obstrucción del carril confinado con un costo por multa de 701 pesos.

El precio de la ruta alimentadora costará siete pesos en su primer viaje, y si el usuario necesita transbordar, pagará tres pesos más. Cubrirá 16 rutas, de ellas, cinco principales.

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